EL PROPÓSITO DE JESÚS PARA NUESTRAS VIDAS

Gary Wilkerson

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13).

Si nuestra única misión en la vida fuera tener una relación profunda y personal con Jesús, perderíamos el mayor objetivo de Dios. Jesús nos dejó en un mundo torcido y caído con otro propósito en mente: ser luces en un lugar y un tiempo oscuros. Puede que no deseemos vivir en una cultura llena de pecado como la de América, que está cada día más airada contra Dios, pero Jesús tiene un diseño para nuestras vidas. ¡La razón por la que estamos aquí ahora mismo, la razón por la que existimos, es para su gloria! Estamos aquí para ser su testimonio, para marcar la diferencia, para ser sus epístolas vivientes a un mundo desesperadamente sediento de amor.

Gran parte de la cultura estadounidense se ha filtrado en la iglesia, incluida la exaltada búsqueda de la felicidad. Adoramos y nos comportamos como si Dios existiera para nosotros y no al revés. Nuestra obediencia a su Palabra no es para ganar su favor y bendición, sino para crecer en una relación de amor con él. No debemos poner la búsqueda de satisfacción material y carnal por encima de un Dios santo y amoroso.

Pablo dijo que los cristianos en Creta eran “contumaces, habladores de vanidades y engañadores… a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene” (Tito 1:10-11). En Creta, la iglesia se había vuelto tan impulsada por la carne como la cultura predominante; y Pablo tuvo que enfrentar las falsas doctrinas que agasajaban la carne de las personas.

Demasiado a menudo hoy en día la iglesia es más parecida al mundo que diferente a él. Determina en tu corazón buscar el rostro de Dios y que tu vida sea transformada por el evangelio. Tú estás aquí por un propósito piadoso: oír del Padre y alcanzar a otros con la convicción y el poder del Espíritu Santo. ¡Tú eres la sal de la tierra!