El Registro Detallado de la Misericordia de Dios
El profeta Isaías a menudo predicaba sobre la venganza de Dios contra el pecado. Él habló del día de fatalidad y desesperación sobre aquellos que viven en rebelión, sin embargo, en medio de uno de sus mensajes más aterradores sobre el día de ira del Señor, Isaías se detuvo y clamó: “De las misericordias de Jehová haré memoria… según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades” (Isaías 63:7).
En medio de todo el pecado, la apostasía y la rebelión en Israel, Isaías miró profundamente en su propio corazón y recordó una revelación de cómo es Dios realmente. Él esencialmente clamó: “Señor, ten piedad de nosotros y sálvanos otra vez. Nos hemos rebelado contra ti y hemos ofendido a tu Espíritu Santo, pero realmente tú estás lleno de misericordia”.
La misericordia de Dios es un aspecto del carácter del Señor del que muchos cristianos saben poco. Cuando David recordó las maneras en las que Dios trató con sus amados hijos en el pasado, él nos dice que es posible comprender la misericordia del Señor. La clave para entender este aspecto del carácter de Dios era simple y sin complicaciones: Dios extendió su misericordia porque el pueblo clamó al Señor. “Hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos. Entonces clamaron a Jehová” (Salmos 107:5-6). Cuando los hijos de Dios se alejaron de él, perdidos por su pecado, clamaron a él y él “envió su palabra, y los sanó” (107:20).
Una vez más, cuando el pueblo de Dios tocaba fondo, ¿qué hacían? “Entonces claman a Jehová en su angustia” (107:28) y él los sacaba de sus problemas y calmaba el mar tempestuoso.
El Señor le estaba enseñando a David que él podía echar un vistazo a su historial de tratos con los hijos de Israel y descubrir su naturaleza. Esta lección es válida para nosotros hoy: “¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?” (Salmos 107:43).
Tienes un padre tierno y amoroso que se preocupa por ti. Él ha embotellado cada una de tus lágrimas; él ha visto cada necesidad; él ha conocido todos tus pensamientos, ¡y él te ama!