El remedio para la confusión
Todos sabemos lo que se siente al ser confundido. Y para aquellos que siguen a Jesús, la confusión puede ser muy desconcertante. Se nos enseña que nuestras vidas sean guiadas por la clara voz del Señor, a través de su Palabra y la presencia interior de su Espíritu Santo. Así que cuando llega la confusión, comenzamos a preguntarnos acerca de la guía de Dios en nuestras vidas.
¿Qué causa tanta confusión? Primero tenemos que entender que las Escrituras dicen que Dios no es el autor de la confusión y que una fuente de confusión es el pecado. Vemos esto ilustrado en las palabras del joven rofeta Daniel: “Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro… porque contra ti pecamos… contra él nos hemos rebelado” (Daniel 9:8-9). Danuel estaba diciendo: “Señor, merecemos estar confundidos. Hemos traído sobre nosotros nuestro propio pecado”
El Nuevo testament nos dice que las historias del antiguo testamento tienen como propósito instruirnos en estos últimos días (ver 1 Corintios 10:11). Yo creo que la historia de Efraín en el libro de Jeremías revela cómo podemos encontrar el remedio para la confusión.
Jeremías nos dice que la tribu de Efraín representa a todos los que aman al
Señor. Dios identifica a Eferaín como un hijo, llamando al pueblo: “mi hijo precioso… en quien me deleito” (Jeremías 31:20). Sin embargo esta amada tribu había caído en desgracia: “Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba” (31:18).
De alguna manera Efraín se había alejado de Dios y se había entregado a la lujuria. El resultado fue un corazón frío y un espíritu lamentando. Aveces la gente piadosa camina en soledad y confusión, sintiéndose abandonada. Incluso terminan burlándose de Dios por una temporada, lo que aveces causa daño a la gente. He visto suceder esto en innumerables ocasiones en mis años como ministro en Teen Challenge.
Varios jovenes y mujeres, resistiendo cualquier cosa que les digamos, sin embargo terminan llorando cuando les decimos: “Estás sufriendo, verdad? Vez tras vez esa ira y esos estallidos revelaban un profundo daño interior.
Amigo, tú tienes que saber que Dios ha visto cada lagrima que has derramado en secreto, ha oído cada gemido y clamor en tu interior. Quizás tu vida se ve bien en el exterior pero cuando estás solo una sensación horrible te golpea: "Voy por el camino equivocado. Dios, estoy haciendo cosas que no quiero hacer pero parece que no puedo hacer lo correcto"
Tú no estás solo. Incluso el apóstol Pablo dijo sobre su propia condición: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago" (Romanos 7:19). Tienes que entender, Dios no está de pie frente a ti con un latigo, ni se aparta un poco a la hora de tu necesidad. Nada podría estar más lejos de la verdad. Él está justo a tu lado en tu dolor; sus brazos están al rededor de ti cuando gimes y lloras. Él escucha cada palabra que pronuncias y él coparte tu dolor, amándote en todo ello.
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¿Por qué Efraín estaba tan afligido y confundido?
La tribu había probado lo que es ser util al Señor, tener un propósito en la vida, tener paz interior y cuidar de los demás. Pero cuando la vida se puso difícil, ellos dieron la espalda a Dios y volvieron nuevamente a sus perezosas y pecaminosas vidas enfocadas en la búsqueda de placer. Ahora todo era miserable para ellos.
Creo que el mayor dolor de Efraín fue cuando se dieron cuenta: "Podemos destruír nuestra esperanza de cambiar". Ellos habían tenido un vistazo de lo que podían ser. Ellos habían saboreado la alegría de dar sus vidas por las necesidades de quienes sufren. Pero ahora ellos estaban punto de tirarlo todo por la borda a cambio de lo que pensaban que era la libertad. Cuando se dieron cuenta de esto, clamaron: "Oh Señor, vuelvenos y restauranos. Trae de vuelta tu yugo y usa nuestras vidas para un propósito. Queremos servir para algo."
Tu ves, cuando te volviste cristiano, el Señor puso en tí su yugo. Cuando él hizo esto, estaba diciendo, en esencia: "No dejaré que termines como un animal, con el cerebro vacío, haciendo lo que te plazca cuando te plazca. Tengo un plan celestial para ti para que cumplas con mi obra aquí en la tierra, así que te voy a apartar de la muchedumbre. Mientras todos los demás están vendiendo sus almas a este mundo, silvando por el camino al paraiso de los tontos, Yo te voy a entrenar para dejar mi huella en el mundo.
Si tú eres un cristiano jóven, echa un vistazo a tus pares que viven de fiesta. Ellos se han dedicado a la búsqueda del placer, sus mentes de enfocan solo en la próxima diversión. En realidad, están viviendo en un pequeño mundo, teniendo solo pequeñas conversaciones, pareciendo frescos pero nunca encontrando la plenitud o un propósito. La forma más amable de referirse a ellos es: "Ellos no van a ninguna parte".
Ahora mismo, la tragedia sorprende al mundo entero.
Millones de niños están muriendo de SIDA y otros millones han quedado huérfanos por esta enfermedad. Naciones enteras están muriendo de hambre. En Estados Unidos millones de niños nunca han conocido a su padre, mientras multitudes de madres viven en las calles tratando de cuidar a sus hijos que día a día están más aterrorizados, enojados o enfermos. El mundo necesita el amor de Cristo.
Mientras tanto, considera que tus compañeros vivirán solo un par de años más desde aora. Ellos aún están hablando basura, negándose a tomar cualquier responsabilidad, sin tener ningún objetivo en sus vidas. Quienes los conocen preguntarán: "¿Para qué estás viviendo? ¿Cuál es el propósito de tu vida? Nunca han cuidado de nadie. Nunca han ayudado a un niño moribundo o han dado alguna ayuda a una persona indigente. Sus vidas enteras son nada"
Es tan facil para aquellos que se llaman cristianos perderse totalmente, y el tiempo sigue corriendo. Dios te ama y por esa razón él quiere cambiarte ahora mismo. Él está llamándote a clamar por tu alma, como Efraín dijo: "Señor, conviérteme y seré convertido. Quiero que mi vida tenga sentido."
"Conviérteme y seré convertido" (Jeremías 31:18). Aquí Efraín estaba orando, diciendo a Dios en esencia: "Dios, vuélveme a ti y me volveré. Me arrepentiré y daré mi vida entera a ti. He entendido que debo renunciar al llamado de todos los así llamados amigos que me arrastran lejos de ti. Pero sé que no puedo alejarme de ti. Tienes que hacerlo Señor"
"...herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud" (31:19) Efraín estaba declarando, en esencia: "Me he buscado toda esta confusión por la obstinación de mi juventud. Oh Señor, lo lamento tanto. Esto avergonzado de en lo que me he convertido estando lejos de ti. Me arrepiento!"
Aquí es cuando Dios respondió al honesto arrepentimiento de Efraín: "¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová." (31:20)
Miren esas maravillosas palabras de Dios sobre sus hijos. Él estaba diciendo de ellos: "Oh si, aunque he llamado a mi hijo, advirtiéndole con duras predicaciones y agitándolo con mi Espíritu, incluso hablándole de la ira y el juicio, todo ha sido para traerlo de vuelta a mí. Él sigue siendo mi hijo, a quien amo y en quien me deleito, y que nunca abandonaré. De hecho, anhelo tanto a mi hijo errante que mi corazón está turbado. Sí, por cierto tendré misericordia de él"
Amado, estas palabras del Señor también son para ti. No importa cuán lejos te hayas alejado de sus caminos. Tu Señor aún suspira por ti, esperándote y amándote. Él dice claramente: "Mi hijo en quien me deleito."
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Dios mismo provee el remedio para la confusión.
Dios le dijo al pueblo de Efraín que hiciera tres cosas para curar su confusión:
1. Establécete señales, ponte majanos” (señales camineras hechas de varias piedras) altos" (Jeremías 31:21). Dios estaba instruyendo a su pueblo: "Establezcan marcadores para ustedes mismos cada día, que les recuerden mi palabra, y apilenlas donde puedan verlas. Coloquen grandes pilas de mi Palabra frente a ustedes, que les recuerden mis promesas y mi supremo llamamiento a sus vidas."
La Biblia dice que la palabra de Dios es lampara a nuestros pies y luz a nuestro camino en todo momento. Para quienes se han apartado de el, esa luz muestra el camino de regreso hacia Dios. Su palabra también es nuestro yugo, guiándonos y transformando nuestro servicio en agradable al Señor. Y cuando luchamos contra ese yugo o tratamos de quitárnoslo, aunque sea un poco, vamos perdiéndonos cada vez mas. En pocas palabras, si permanecemos atrapados en nuestra confusión, desconcertados por lo que está ocurriendo en nuestras vidas, quiere decir que no estamos siendo diligentes en leer y confiar en la palabra de Dios.
2. “Nota atentamente la calzada” (31:21). Este versículo nos habla claramente: "Es tiempo de dejar de jugar y ponerse serios. Ya no se puede más andar dando vueltas sin un propósito. Es un tiempo bien pasado para que tú vuelvas al camino con Jesús, y pongas tu mente en las cosas del Señor".
He encontrado que el camino al sentido de la vida, el camino al entendimiento y la paz interior, es el camino de la oración. ¿A quién hablas cuando estás confundido y herido? Tus amigos pueden consolarte, pero ellos no pueden curar tu dolor y calmar tu dolor. En esos momentos debes volverte al Señor, clamando honesta y humildemente: "Señor, lo he estropeado todo. He traído confusión sobre mi vida. Te necesito para que vengas y tomes de nuevo el control. Estoy cansado de mi vida como está, cansado de dar vueltas apartado de ti y sufriendo profundamente por ello. Necesito que me vuelvas a ti, Señor, por que no puedo por mí mismo."
3. “Vuélvete...vuélvete a tus ciudades” (31:21). Este verso nos dice tenemos que tomar una importante decisión de volver y cambiar. SIn embargo, ¿qué involucra "volver"? Significa ir con Jesús, lo que nos obliga a hacer un cambio en relación con nuestros amigos impios. Debemos alejarnos de todas aquellas relaciones que nos alejan dr Cristo, renunciar a aquellos que llevan vidas impias buscando los placees y la maledicencia.
Quizá te preguntes: ¿A que se refieren esas "ciudades" a las que hay que volver? Las "ciudades" aquí representan a Cristo y su iglesia. Él nos llama a tomar una decisio´n de volver a su casa y a estar entre su pueblo piadoso.
En resumen, aquí están los tres pasos de Dios para el remedio a la confusión:
1. Pon tu corazón para leer y estudiar la palabra de Dios. Sumérgete en sus promesas cada día, para recordar que tu Maestro quiere guiar diariamente tu vida mediante su yugo, que es facil y ligero.
2. Deja de jugar juegos y entrega todos tus problemas a Jesús. Derrama tu corazón a él diariamente en oración secreta.
3. Cambia a tus amigos si ellos te arrastran hacia abajo.
Deja a los impíos y camina con los justos, con su iglesia y su pueblo.
Esto curará toda confusión