ELLOS GANAN LA BATALLA
“Amalec vino a pelear contra Israel. Moisés estaba en la cima de la colina. El pueblo estaba luchando en el valle. Cuando Moisés levantaba las manos a Dios en oración, el pueblo de Dios ganaba y superaba al enemigo. Entonces las manos de Moisés se hicieron pesadas, se cansaron. Cuando las manos de Moisés bajaban, el pueblo de Dios era derrotado y el enemigo ganaba terreno. El pueblo de Dios era vencido y estaba en gran peligro. Aarón y Hur sostenían las manos de Moisés, de pie a cada lado de él. Entonces las manos de Moisés estaban firmes de nuevo y pueblo de Dios era victorioso contra sus enemigos” (Ver Éxodo 17:8-13).
Cuando Moisés estaba en la montaña con sus brazos extendidos hacia el cielo, simbolizaba su dependencia, la confianza y la fe en Dios por la victoria sobre sus enemigos. “De Jehová es la batalla” (1 Samuel 17:47). “Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4). Y la victoria se adquiere “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4:6).
En la vida de Moisés, al igual que en la nuestra, sucede lo mismo en las batallas y las victorias. No puedo hacer nada por mí mismo y voy a fracasar miserablemente si en última instancia confío en mis ideas, experiencias, recursos o esfuerzos. En esos momentos de batalla invisible y eterna, cuando la lucha es feroz y nuestras vidas, familias, ministerios o futuros están en juego, encontramos la victoria cuando nos encontramos en la montaña de Dios en oración, levantando nuestras manos a Él en confianza y entrega.
Algo fascinante sucede en la montaña. Los brazos de Moisés se empiezan a cansar, bajan lentamente, se produce un giro en el campo de batalla y el enemigo gana terreno. Se derrama sangre, hay soldados heridos y muertos, gritos de dolor y lágrimas llenan el valle, el enemigo es como acero y da escalofríos, se oyen gritos de guerra bestiales. ¿Qué está pasando?
El mismo ejército que hace un momento iba triunfando ahora está siendo masacrado. Aarón y Hur comprender el significado de largo alcance de lo que está sucediendo. Se paran al lado de Moisés, uno a cada lado, y sostienen sus brazos en un gesto e imagen de unidad espiritual, lealtad y apoyo. Es como si estuvieran diciendo: "Estamos contigo, Moisés. Reconocemos que Dios te ha puesto como nuestro líder y estamos contigo. Reconocemos la importancia de este principio y queremos practicar la fe; queremos proteger y potenciar al pueblo de Dios que lucha en el valle".
La oleada violenta y devastadora del enemigo, imposible de detener hace un momento atrás, retrocede ahora. El pueblo de Dios no tiene armamento adicional, pero ahora son invencibles y su ejército es poderoso. ¡Ellos ganan la batalla!
Claude Houde es el pastor principal de la Iglesia de la Nueva Vida (Eglise Nouvelle Vie) en Montreal, Canadá; y es un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes dirigidas por World Challenge en todo el mundo. Bajo su liderazgo la Iglesia de la Nueva Vida se ha incrementado de ser un puñado de personas, a más de 3500 miembros, en una parte de Canadá donde pocas iglesias protestantes han alcanzado éxito.