En Medio de una Cultura Corrupta
La iglesia primitiva se encontraba en circunstancias muy similares en las que nos encontramos hoy. Vivían bajo el gobierno autoritario de Roma, con la cultura pagana más impía. La violencia era glorificada públicamente. Se enfrentaban a una inmoralidad sexual que superaba incluso las viles degradaciones que vemos en nuestra propia cultura hoy.
En nuestra propia cultura durante los últimos veinte años, ha sido horrible ver cómo perversión tras perversión, no sólo se propaga sino que también se acepta como norma. En el futuro, es posible que seamos etiquetados por tener una membresía en la iglesia o incluso por asistir a la iglesia. En el futuro, puede que nos cueste ser cristianos. ¿Qué haremos entonces?
Si leyeras los capítulos uno, dos y tres de Romanos, estarías leyendo los periódicos de hoy. Sin embargo, no necesitamos ponernos ansiosos, temerosos o alzar las manos con desesperación. Debemos recordar que en medio de una cultura perversa y una iglesia que sufre, Jesús no se siente abrumado. Él no ha terminado y todavía tiene trabajo que está haciendo. Él levantará una iglesia prevaleciente para dar testimonio acerca de su gloria. Él llenará a sus seguidores con el Espíritu, el poder y el denuedo para hablar.
Aquellos que tienen hambre de ver a Dios moverse, aquellos que ven lo que está sucediendo en el mundo y lloran, a ellos Dios les dará un clamor santo. Pondrá una oración santa en sus corazones. Dios les dará la unción para ministrar a sus santos y a un mundo moribundo.