ENAMORADOS APASIONADAMENTE DE JESÚS

David Wilkerson (1931-2011)

Yo creo que la devoción más grande de un cristiano es aquella que es practicada en el frente de batalla, en el calor de la batalla, con disparos enfurecidos alrededor. En efecto, conozco a muchos creyentes cuya devoción ha sido fortalecida en medio de actividad agitada y la guerra espiritual. Ellos no tienen que estar en la cima de la montaña para amarlo con todo su corazón; ellos no necesitan vivir en un pueblo aislado para ansiar su venida. Ellos han aprendido a amar a Jesús tan apasionadamente en su trayecto al trabajo como en su cuarto de oración.

Amado, tu sentir de la proximidad de Jesús no puede depender de tus sentimientos. Cuando te sientes decaído, deprimido, o triste y no tienes tiempo de buscar del Señor, el diablo te inundará con sentimientos de culpa e indignidad. Pensarás que Jesús te ha dejado y que te está diciendo: “Regresaré cuando tengas tiempo para mí”. ¡Pero la proximidad de Jesús se mantiene por fe! No tiene nada que ver con tus sentimientos.

Cuando estés siendo empujado o presionado en el tren o en el elevador, sólo susúrrale a él: “Oh, Dios, yo creo por fe que tú estás aquí, muy cerca de mí. Protégeme, Señor. Guárdame y no permitas que esta basura del mundo se filtre en mi sistema”.

Los que verdaderamente le aman, ansían su compañía, sin importar cuán agitadas sean sus circunstancias. La devoción a Jesús significa confiar que sólo él suplirá toda necesidad: del cuerpo, del alma y del espíritu. Cuando estés sufriendo en tu alma, corre hacia Jesús, no busques respuestas en ninguna otra fuente.

La novia de Cristo estará formada por aquellos que se han dado por vencidos tratando de buscar ayuda, consuelo, comodidad o satisfacción en cualquier cosa de esta tierra. Ellos han aprendido a depender íntegramente en aquel que aman, en que él satisfará por completo toda hambre y sed. Mantente apasionadamente enamorado de Jesús y confía en que él se va a manifestar a ti, en su plenitud.