ENERGIZADO POR EL ESPÍRITU
Jesús nunca ha estado más dispuesto a mostrar su poder que en este mismo momento, porque nunca ha sido más poderoso de lo que es ahora. Nuestra fe tiene que ir más allá del punto de muerte. Debe mirar a la cara de todo lo que está muerto y proclamar: “¡Jesús nunca se da por vencido con los muertos!” Nunca debemos renunciar a nada ni a nadie, no importa lo desesperanzada que parezca la situación.
Nota en la historia de Jairo y su hija (Marcos 5:21-43) que el Señor no estaba interesado en mostrar su poder a los no creyentes. De hecho, Él les dice en esa habitación: “Ningún hombre debe saberlo” (5:43). En otras palabras: “No les digan lo que vieron, el milagro es entre los que estamos en esta habitación”.
Aquellos que se aferran con fe inquebrantable obtendrán una manifestación gloriosa del poder de resurrección de Cristo. Sólo tú y el Señor conocerán aquellas obras personales. ¡Él te sorprenderá, te emocionará y te mostrará Su gloria!
La presente grandeza de Cristo se puede resumir en un poderoso verso: “En Él estaba la vida” (Juan 1:4). Él era - y es ahora - la vida energizante. Él poseía vida. Jesús era constantemente renovado porque utilizaba una reserva secreta que nunca se agotaba. Nunca se cansó de las multitudes que lo apretaban. Nunca estuvo impaciente.
Cuando llamaba a sus discípulos a apartarse a un lado por un tiempo para descansar, se iban a un lugar tranquilo al otro lado del lago, pero las multitudes estaban esperando allí también. Ni una sola vez dijo: “¡Oh, no! Esa gente aproblemada de nuevo con sus quejas tontas y preguntas estúpidas.
¿Acaso no terminará nunca?” En lugar de eso, vio las multitudes y fue movido a compasión. Fue energizado por el Espíritu y se puso a trabajar. Tuvo días de trabajo duro y noches de oración…¡Y aun así tenía tiempo para los niños pequeños!