ENTRANDO EN LAS PROMESAS DE DIOS
Cuando Josué fue comisionado como líder de la nación israelita, Dios le habló dándole gran aliento. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9).
Dios le estaba diciendo a Josué: “Anímate y no tengas miedo. Sé fuerte porque yo te estoy guiando hacia algo grandioso”. Ahora que Josué estaba listo para tomar el liderazgo en el gran plan de Dios, sucederían cosas que nunca antes habían sucedido. Pero Josué iba a tener que ponerse de pie y entrar en las promesas de Dios.
Josué había estado trabajando junto a Moisés, peleando muchas batallas y prevaleciendo porque Dios estaba con él. Él fue fiel y obediente al llamado de Dios y su fe, sólida como una roca, lo capacitó para convertirse en un gran líder.
Cuando Moisés murió, Dios dijo: “¡Josué, es hora!” ¡Qué emocionante es escuchar a Dios decir que es hora! Josué había estado esperando y después de cuarenta años de deambular por el desierto, tuvo el gozo, el privilegio, la oportunidad de decirle a su pueblo: “¡Vamos a cruzar!"
Imagínate caminando hacia la Tierra Prometida junto a los hijos de Israel. ¡Tal regocijo! Danzando y cantando delante del Señor: “Lo logramos, finalmente. ¡Estamos aquí! ¡Aleluya! Después de todos estos años de espera y deambulación, finalmente estamos experimentando la promesa”.
¿Has estado esperando el cumplimiento de una promesa de Dios? Tu batalla no ha sido sólo externa, sino también en tu corazón. Te animo a creer que aún hay cosas más importantes por venir. Dios va a intervenir en tus circunstancias y tú caminarás en tus promesas cumplidas.
El mismo aliento que Dios le dio a Josué puede aplicarse también a ti. “Se fuerte y valiente. El Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. Cuando tú eres fiel a Dios, él es fiel a ti.