Esperanza para Expectativas Destrozadas
Hemos aprendido de Isaías 49 que el Señor conoce tu batalla. Él la ha combatido antes que tú. Y no es pecado luchar con pensamientos de que tu trabajo ha sido en vano, o estar abatido con una sensación de fracaso por expectativas deshechas. Jesús mismo experimentó esto y no tenía pecado.
Sin embargo, es muy peligroso permitir que estas mentiras infernales infecten e incendien tu alma. Jesús nos mostró el camino para salir de tal abatimiento con esta declaración: “Por demás he trabajado… pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios” (Isaías 49:4). La palabra hebrea para juicio aquí es “veredicto”, Cristo está diciendo, en efecto: “El veredicto final lo tiene mi Padre. Él es el único que juzga todo lo que he hecho y cuán eficaz he sido”.
Dios nos está instando a través de este versículo: “Deja de dar un veredicto respecto a tu trabajo para mí. No tienes que meterte en juzgar lo eficaz que hayas sido. Y no tienes derecho a llamarte fracasado. Aún no sabes qué tipo de influencia has tenido. Simplemente, tú no tienes la visión para conocer las bendiciones que te esperan”. De hecho, no sabremos esas cosas hasta que estemos ante él en la eternidad.
Mientras el diablo te está mintiendo, diciendo que todo lo que has hecho es en vano, que nunca verás cumplidas tus expectativas, Dios en su gloria está preparando una bendición mayor. Él tiene mejores cosas guardadas, más allá de todo lo que tú puedas pensar o pedir.
No debemos seguir oyendo las mentiras del enemigo. En cambio, debemos descansar en el Espíritu Santo, creyendo que él cumplirá la obra de hacernos más como Cristo. Y debemos levantarnos de nuestra desesperación y mantenernos firmes en esta palabra: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).