FIRMES EN LA MANO DE DIOS

David Wilkerson (1931-2011)

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:8).

Esta es una gran promesa de victoria sobre todo pecado. Tú no puedes producir esta victoria en ti mismo. No puedes limpiar tus propias manos o purificar tu propio corazón. Santiago dice: “Si quieres manos limpias y un corazón puro, si quieres la victoria sobre la culpa, la tentación y todo malvado perseguidor que viene en tu contra, debes acercarte a Dios y creer que él está cerca de ti”.

¡Todo depende de esto! Simplemente acércate a Dios y cree que él está cerca de ti. Si haces esto, él se encargará de todos los enemigos en tu carne.

Puedes preguntar: “¿Cómo me acerco a Dios?” La respuesta es simple, infantil. Simplemente anda al Señor y habla con él, en cualquier momento, en cualquier lugar, todo el día. En el camino al trabajo, en el trabajo, en todas partes. Habla con él y acércate en plena certidumbre de fe.

Una gran evangelista, la difunta Kathryn Kuhlman, solía trabajar diecisiete horas al día. A menudo me preguntaba: “¿En qué momento tiene tiempo para encerrarse en su lugar secreto y orar?” Entonces me di cuenta de que siempre parecía estar murmurando para sí misma. ¡Estaba orando! Ella oraba mientras conducía su automóvil, mientras subía a los ascensores, a donde quiera que fuera.

Un día ella me dijo: “David, la Biblia dice que debemos orar sin cesar. Yo hablo con el Señor todo el día porque él es tan real para mí como tú. Somos amigos”.

Querido santo, Dios siempre está ahí para ti, también. Creo en la oración en el lugar secreto, pero tu lugar secreto puede estar en cualquier lugar donde te encierres con él.

Habla con Dios, practica su cercanía, y él hará grandes cosas para ti. Conocerá la fuerza de su mano todo el tiempo. ¡Aleluya!