GRACIA DE PERSONAS
El rey David a menudo expresaba su dolor y su lucha: “¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría…Me apresuraría a escapar” (Salmos 55:6,8). En ocasiones, el dolor de David lo llevó hasta las lágrimas y él expresa elocuentemente su desesperación.
Debido a que vivimos en un mundo caído, todos enfrentamos días de dolor y lucha. ¿Exactamente cómo debemos encontrar la gracia para ayudarnos en nuestros tiempos de necesidad? Apoyarnos en una definición teológica de la gracia no nos ayudará en medio de la crisis. Necesitamos la ayuda muy real de Dios cuando estamos sufriendo.
Dios provee su gracia a través de revelaciones durante nuestras pruebas, que nunca podríamos entender en nuestros buenos tiempos. Encontramos ejemplos de esto en la Palabra. Juan recibió la revelación de su Señor que llegaría a ser el elemento final de la Escritura: el Libro de Apocalipsis. En medio de dicha hora oscura, la luz del Espíritu Santo vino a él y Juan vio a Jesús como nunca antes lo había visto.
También, Dios provee su gracia a través de su pueblo, usando a sus propios y cuidadosos santos para ser canales de su gracia hacia los demás. Yo llamo a esto “gracia de personas” y Pablo se refiere a ello. “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios 4:7).
Y Pedro escribe: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).
Piensa en lo que significa ser un buen administrador o dispensador de la gracia de Dios. ¿Eres tú tal persona o pasas tu tiempo orando sólo por tu propio dolor, penas y problemas?
Amado, tus sufrimientos actuales están produciendo algo precioso en tu vida. A medida que recibes su gran gracia, que el Señor te ayude a convertirte en un dador de gracia. ¡Experimenta su vida y regocíjate!