HALLANDO NUESTRA VIDA EN DIOS

Gary Wilkerson

Escuchamos mucho sobre el favor de Dios en estos días, lo cual es algo bueno. Sin el favor del Señor, no podríamos respirar, estar de pie o encontrar la vida verdadera en ninguna parte. Nuestro amoroso y compasivo Dios busca bendecirnos con su asombroso favor.

Lamentablemente, hoy la enseñanza del favor de Dios está siendo torcida por algunos. La usan como un medio para obtener bendiciones materiales, físicas y emocionales de parte de Dios. Eso es trágico, porque reduce al Señor a sólo otro producto americano. Te dicen que inviertas un poco en asistencia a la iglesia aquí, en sembrar un poco de semilla financiera allí, en reclamar con el poder de confesión de tu lengua que tus sueños se cumplirán, y ¡bingo! - Eres favorecido.

Pero ese no es el camino de Dios. Él se preocupa por nosotros mucho más que eso. Si obtenemos todo lo que soñamos, eso no es favor, eso es lujuria. El verdadero favor no se encuentra en la bendición misma, se encuentra en Aquel que hace la bendición, nuestro amoroso Padre celestial. Buscarlo a él, no a las cosas, es el hambre que mora en lo más profundo de cada corazón humano. Fuimos creados para hallar nuestra vida en él.
Dios es celoso, de una manera justa: Él no permitirá que lo utilicemos como un medio para satisfacer nuestros deseos y nuestro beneficio personal. Él destruirá todos los ídolos que establecemos en nuestros corazones para que sólo él sea nuestro mayor deseo.

Esto no significa que no debemos querer ver fluir las bendiciones de Dios en nuestras vidas. Debido a su amorosa gracia y bondad, nuestro Padre se deleita en dar buenas dádivas a sus hijos. Algunos líderes han torcido las doctrinas bíblicas en el llamado movimiento de prosperidad, pero eso no significa que la idea del favor de Dios deba ser desechada. ¡Más bien, debe ser rescatada!

Dios ama bendecirnos porque él es asombrosamente bueno. Te animo a buscarlo primero y ver cómo derrama sobre ti su favor. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).