LA BENDICIÓN DE DIOS PARA LOS CORAZONES ABIERTOS
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1-2).
Dios creó todo: los océanos, los ríos, las aves, los animales, las criaturas marinas, toda la vegetación y al “hombre a su imagen”; y después de cada día de la creación él proclamaba: “Era bueno” (ver Génesis 1:4, 9, 11, 12, 18, 21, 25, 31). Después de crear al hombre y la mujer, “los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread” (1:28).
“Bendijo” es una palabra poderosa aquí. El tipo de bendición que Dios dio fue el poder para lograr cosas que aún no se habían realizado. Él estaba diciendo: “He llenado la tierra con cosas gloriosas y maravillosas que yo llamé buenas y ahora te estoy dando poder para llenar la tierra con las cosas que me agradan. Te estoy bendiciendo y dando dominio sobre todos los seres vivos en la tierra”.
Así como entendemos que todo lo que tenemos es un regalo de Dios, también debemos darnos cuenta de que Satanás intentará manipular las bendiciones de Dios y convertirlas en cosas que intentaremos controlar nosotros mismos (ver Génesis 3:1). Satanás es astuto e intentará tomar las cosas buenas que Dios nos ha dado, para convertirlas en una trampa para nosotros. El primer pecado en el huerto del Edén fue usar las cosas buenas de una manera pecaminosa.
Debemos tomar las bendiciones de Dios y usarlas para glorificar al Rey. Es maravilloso ver el ciclo de recibir y dar, dar generosamente a los necesitados. Te animo a que mires tus propias bendiciones y le preguntes a Dios qué es lo que él quiere que tu hagas por los demás. Él bendice a aquellos cuyos corazones están abiertos a dar de sus posesiones o su tiempo para hacer una diferencia en las vidas de los demás. ¡Dios te ha bendecido para que seas de bendición!