La Fuerza del Deleite de Dios
Dios no sólo ama a su pueblo, sino que se deleita en cada uno de nosotros. Él se complace mucho en nosotros.
Yo veo este tipo de placer parental en mi esposa, Gwen, cada vez que llama uno de nuestros nietos. Gwen se ilumina como un árbol de Navidad cuando uno de nuestros queridos pequeños está en la línea. Nada puede sacarla del teléfono. Incluso si yo le dijera que el presidente está en nuestra puerta, ella me echaría y seguiría hablando.
¿Cómo podría yo acusar a mi Padre celestial de deleitarse en mí, menos de lo que yo me deleito en mi propia descendencia? A veces, mis hijos me han fallado, haciendo cosas contrarias a lo que les enseñé, pero nunca dejé de amarlos o deleitarme en ellos. Entonces, si yo poseo ese tipo de amor duradero como un padre imperfecto, ¿cuánto más nuestro Padre celestial se preocupa por nosotros, sus hijos?
Josué y Caleb se pusieron de pie en medio de Israel y clamaron: "Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará" (Números 14:8). ¡Qué declaración tan simple pero poderosa! Ellos estaban diciendo: “Nuestro Señor nos ama y se deleita en nosotros; y va a vencer a todo gigante porque él se deleita en hacerlo por nosotros. Por lo tanto, no debemos mirar nuestros obstáculos. Tenemos que mantener nuestros ojos en el gran amor de nuestro Señor por nosotros".
A lo largo de las Escrituras leemos que Dios se deleita en nosotros. “Los perfectos de camino le son agradables” (Proverbios 11:20). “La oración de los rectos es su gozo” (15:8). “Me libró de mi poderoso enemigo… pues eran más fuertes que yo… mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí” (Salmos 18:17-19).
Es absolutamente imperativo que creamos que Dios nos ama y se deleita en nosotros. Entonces seremos capaces de aceptar que cada circunstancia de nuestra vida eventualmente demostrará ser la voluntad amorosa de nuestro Padre para con nosotros. Saldremos de nuestro desierto, apoyados en el brazo amoroso de Jesús. Él sacará gozo de nuestro duelo.