La Tierna Misericordia de Dios Hacia los Heridos
“No quebrará la caña cascada” (Isaías 42:3).
Una caña es un tallo alto o una planta con un tallo hueco, que generalmente se encuentra en áreas pantanosas o cerca de un suministro de agua. Es una planta tierna, por lo que se dobla fácilmente cuando golpean fuertes vientos o aguas rápidas. Sin embargo, la caña sólo puede doblarse hasta cierto punto antes de que finalmente se rompa y sea arrastrada por la inundación.
Como una caña en un clima tranquilo, Estados Unidos una vez estuvo orgulloso y elevado, lleno de propósito y promesa. Toda nuestra sociedad honraba a Dios y la Biblia era considerada el estándar para nuestras leyes y sistema judicial.
Sin embargo, en nuestra prosperidad, nos volvimos como el antiguo Israel: orgullosos e ingratos. Hemos caído mucho en poco tiempo ya que Dios ha sido expulsado de nuestros sistemas judiciales, de nuestras escuelas, su nombre burlado y ridiculizado. Nuestra sociedad ha perdido totalmente su brújula moral y, como resultado, el país, que una vez estuvo erguido ahora está lisiado, como una caña cascada.
Si hubiéramos recibido lo que merecíamos, Estados Unidos estaría en ruinas, devastado por la anarquía. Pero Isaías dijo que nuestro tierno Jesús no rompería una caña cascada. Nuestro Salvador entró en una sociedad plagada de hipocresía y desenfrenada por el pecado. Él lloró sobre Jerusalén, profetizando que su casa quedaría desolada. Sin embargo, le dio a esa sociedad setenta años más de predicación del evangelio. Aquellos años estuvieron llenos de testigos ungidos por el Espíritu que hicieron milagros, predicaron la esperanza y el arrepentimiento y emitieron un poderoso llamado al reino. Jesús simplemente no quebraría la caña cascada en la que se había convertido Israel.
Considera la ternura del Señor hacia su propio pueblo. “Le siguió mucha gente, y sanaba a todos” (Mateo 12:15). La palabra “molido” tiene varias definiciones: herido, aplastado por expectativas no cumplidas. Hoy en día, muchos del pueblo de Dios necesitan una palabra sobre la tierna misericordia de nuestro Salvador porque se han convertido en cañas cascadas.
Amados, este caminar cristiano es una guerra. Significa batallas, cansancio, heridas y enfrentarse a un enemigo feroz que está dispuesto a destruirte. No importa cuán molido estés, cuán inclinado por tu avalancha de pruebas. Dios te ha hecho esta increíble promesa: “No te quebrarás. No permitiré que tu llama se apague. Tu fe no se extinguirá”.
Esta es tu palabra de liberación: ¡Levántate y confía! Ha llegado el momento de que creas que Jesús está contigo en tu tormenta y te dará la fuerza para soportarla.