La Trompeta Esta Sonando Pero Nadie Se Alarma

De todos los profetas del Antiguo Testamento, Amós habla mas claramente de nuestros tiempos. La profecía que él pronuncia apunta a nuestra generación, como si fuera arrancado de los titulares. Ciertamente, el mensaje de Amós es una doble profecía. No estaba tan solo dirigida al pueblo de Dios de su día, sino que también a la iglesia ahora mismo, en nuestros tiempos.

Amós describió a Dios como un león rugiente, listo para atacar. “Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?” (Amós 3:8). El profeta declaró, “Dios se ha levantado como un león rugiente, listo para atacar a su presa. Y cuando escucho la voz de este león rugir, tengo que advertir.”

El Señor estaba usando a Amós para despertar a Israel. ¿Cuál era su mensaje? Dios estaba a punto de mandar juicio sobre su pueblo, por su abrumadora maldad y corrupción.

Por supuesto que el Señor nunca juzga a un pueblo sin antes levantar voces proféticas para advertirles. “Porque no hará nada Jehová, el Señor, sin revelar su secreto a sus siervos los profetas.” (3:7). Ahora, mientras Amós veía la nube de juicio aumentando, fue obligado a hablar: “¿Se toca la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Ocurrirá en la ciudad alguna desgracia que el Señor no haya provocado?” (3:6). El mensaje de Amós aquí es escalofriante: “Dios había tocado una trompeta de advertencia a su pueblo. Pero nadie se alarmaba.”

Ahora mismo, pocos quieren escuchar un mensaje que tenga que ver con juicio. Nuestra nación ya esta llena de temor. Esperamos otro ataque terrorista en cualquier momento. Y la economía se ve cada vez menos prometedora. La gente esta diciendo, “Ya no puedo mas con esto.”

Pero el Señor habla cuando quiere. Y su Espíritu nos da fuerza para escuchar su Palabra, mientras es pronunciada por sus siervos ungidos. Nuestro Señor fielmente le dará poder a su pueblo para que soporten lo que venga.

Cuando Amós profetizó, él se dirigió a las naciones gentiles que rodeaban a Jerusalén. Seguramente que estos impíos caerían bajo la ira de Dios. Ellos estaban robándose las fronteras de Israel, haciendo guerra contra ellos, y matando a sus hijos.

Mas ahora Amós dijo, “Oigan, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes,” (Amós 3:1). El rugir del león era contra Israel mismo. El pueblo de Dios estaba a punto de ser castigado por corromper la adoración pura del Señor. “Sólo a ustedes los he escogido entre todas las familias de la tierra. Por tanto, les haré pagar todas sus perversidades.” (3:2).

Existe una ley divina que resuena a través de las Escrituras. Dice, en esencia, “Mientras mayor sea la medida de gracia derramada sobre un pueblo, mayor será el juicio que caerá sobre ese pueblo, si la gracia de Dios es despreciada.” Si a un pueblo se le ha dado mucha verdad, ellos son más responsables. Y si ellos corrompen esa verdad, su juicio será duplicado.

Ahora mismo, seguramente que Dios esta juzgando a América por su maldad. Pienso en todas las formas en que nuestra nación ha quitado su nombre de la vida pública. Mientras crecía, me enseñaron que América era una nación cristiana, fundada por hombres piadosos que buscaron libertad para adorar al Señor en verdad. Claro que el Sur de África y otras naciones reclaman el mismo origen.

No cabe duda que Dios ha bendecido a ciertas naciones como América, para ayudar a evangelizar al mundo. En su infancia, este país fue la nación más grande para enviar misioneros en toda la tierra. América envió pastores, maestros y evangelistas por todo el globo. Mientras tanto, un pueblo santo aguantaba las olas de iniquidad en casa. Lideres piadosos, predicadores devotos y congregaciones celosas se ponían de pies para honrar el nombre del Señor.

Pero la iniquidad comenzó a abundar. El nombre de Dios fue burlado. Y nuestra nación se volvió loca por el placer. Nos volvimos a ídolos de riqueza, prosperidad y ganancia material. Y pronto perdimos nuestro celo y compasión por los perdidos. Ahora ya no somos una gran nación que envía misioneros. En vez de eso, estamos exportando un evangelio de prosperidad y codicia.

En su gran amor y sabiduría, el Señor buscó purificar a nuestra nación con castigos severos. Él ha permitido sequías, inundaciones, derrumbes financieros, ciclones, huracanes, cambios drásticos del tiempo. Él esta sonando la trompeta estrepitosamente. Pero nadie se alarma.

Muchos ministros declaran, “Dios no es así. Él no esta detrás de ningunas de estas tragedias. Todas son obras del diablo.” ¡No puedo decirte cuanto me exasperan estos predicadores! ¡Ellos no conocen su Biblia! Considera la siguiente palabra de Amós:

  • “También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó.” (4:7). El Señor esta claramente en control del tiempo, bueno o malo.
  • “Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice Jehová.” (4:8) Dios esta en control de sequías. Y ahora mismo, estados enteros están racionando el agua a causa de la severa escasez.
  • “Os herí con viento del este y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, vuestros higuerales y vuestros olivares, pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová…” (4:9). En los últimos meses, Nueva York, fue invadido por manadas de escarabajos japoneses. Estas pestes están matando los árboles del Parque Central y están destruyendo 4,047 metros cuadrados de bosque en el norte del estado.
  • “Os herí… (Castigue)” (4:9). ¿Quién es responsable por estas cosas? Dios quiere que quede absolutamente claro en nuestras mentes: él esta detrás de todo. “Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, vuestros caballos fueron capturados e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. (4:10).

No me puedes decir a mí que el Señor no esta detrás de todos los juicios que estamos experimentando. Muchos ministros presentan a Dios como un abuelo bueno y mimoso. Claro que el Señor es misericordioso y lleno de gracia. Pero lo que estos pastores no entienden es que los juicios de Dios son su misericordia y su gracia. Él esta diciendo, “Vuelve a mí. Tuve que mandar estos castigos para limpiar tu nación y llamar tu atención. Has pecado tan profundamente que te has cegado. Ahora juicio es el único idioma que puedes entender. Esto es todo por mi amor a ti.”

Amós se refiere a los juicios de Dios como “grandes violencias cometidas en su medio” (Amós 3:9). La palabra violencia significa un estado de confusión. En otras palabras, la nación se volvería en un caos y desorden por grandes ataques de violencia y terror.

“No saben hacer lo recto, dice Jehová; atesoran rapiña y despojo en sus palacios.” (3:10). ¿Que quiere decir Amós cuando se refiere a palacios? Él esta hablando de lo que nosotros llamaríamos grandes negocios o grandes corporaciones.

Piensa en los eventos que se están revelando en nuestra nación en este momento. Un sin numero de los negocios mas respetados en la historia son descubiertos por “robos en sus palacios.” Jefes de corporaciones confiables han engañado a sus acreedores a través de prácticas deshonestas de contabilidad. Han despedido a miles de empleados. Mientras tanto, han aumentado grandes ganancias para sí. Mientras empobrecían a otros, ellos estaban asegurando riqueza para su propio escape.

Amós declara, “…y tus palacios serán saqueados.” (3:11). Estas corporaciones que fueron una vez inmovible ahora están en bancarrota. Wall Street se esta estremeciendo. Sin embargo, lo más terrible de todo es que Amós predice una plaga de miedo, por los ataques de terror de costa a costa: “Un enemigo invadirá tu tierra; echará abajo tu poderío y saqueará tus fortalezas.” (3:11). Las palabras del profeta, ¿pueden ser mas oportunas? El esta advirtiendo, “Un enemigo va a lanzar tus coronas de esplendor. Esos palacios de poder y riqueza en los que te has gloriado serán asolados por completo.”

Después de todo esto, aparecerá un león económico, devorará la riqueza y prosperidad de aquellos que se hicieron ricos por sus robos. “…De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparan los hijos de Israel que moran en Samaria en el ricón de una cama, y al lado de un lecho.” (3:12).

Cuando un león devora su presa, come hasta que no queda nada sino huesos. Esto es exactamente lo que Amós dice que este enemigo hará con los ricos lujosos. El no dejará nada sino restos pelados de sus adquiridas riquezas. Amós les dice, “Pensabas que estabas a salvo por los millones que tenias asegurados. Pero un león rugiente va a devorarlo todo. Cuando el termine, no quedara nada sino el cadáver.”

Amados, la misma trompeta de alerta suena otra vez en América hoy. Pero muy pocas personas se alarman.

Las Escrituras dicen que el juicio comienza en la casa de Dios. Ciertamente, antes que el Señor ataque cualquier nación, él revelará su ira en su iglesia: “Oíd y testificad contra la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Que el día que castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Betel…” (Amós 3:13-14). La casa de Jacob aquí representa la iglesia, el pueblo de Dios.

Piensa en lo que Amós ha profetizado hasta ahora: Dios con toda seguridad juzgará a cada nación que le diera la espalda. El permitirá que adversarios malignos saqueen y aterroricen a esas naciones. Y cada persona que se volviera a placeres impíos y libertinaje seria humillado y rebajado. Aun así, entre todas estas cosas, la preocupación principal de Dios era su iglesia. El estaba preocupado por su pueblo, aquellos que se llamaban por tu nombre.

No importa si nuestro gobierno quita el nombre de Dios de nuestras monedas, nuestras cortes, nuestras escuelas y lugares públicos. Ningunas de estas cosas afligen al Señor tanto como la perversidad en su iglesia. Dios se ríe de los intentos necios de los impíos por empujarlo de la sociedad. Su día de ajustes ya ha comenzado. Aun ahora son visitados por su ira. Pero la gente que hiere a Dios más son los de su propia familia. El esta profundamente herido por la perversidad de sus hijos.

El Señor ahora volvió su enfoque a lo que estaba pasando en los altares de Israel. El nombre Betel significa “casa de Dios, lugar de adoración pura.” Una vez se dijo de estos altares, “El Señor esta en este lugar” (Génesis 28:16). Ciertamente, Jacob dijo que Betel era un lugar terrible (ver 28:17). Por esto el quiso decir un lugar de reverencia, porque Dios manifestó su presencia allí.

Betel fue donde Jacob vio la escalera que se extendía hacia arriba. Era un lugar santo de adoración, donde Dios se encontraba con aquellos que le buscaban en pureza. A menudo a través de la historia de Israel, el Señor se refería a si mismo como “el Dios de Betel.” Y en cierto punto, él le dio instrucciones a Jacob para que restaurara los altares allí.

En resumen, Dios le estaba diciendo a Israel, “Estoy a punto de juzgar tu perversa nación. El mundo temblara por la guerra y la violencia que vendrá sobre ti. Enviaré inundaciones, sequías, pestilencia, ráfagas de moho. Tu economía será destrozada, tu riqueza devorada. Sin embargo, al mismo tiempo que hago estas cosas, también visitaré a Betel. Derramaré juicio sobre mi pueblo porque han contaminado mis altares. Los voy a castigar por su adoración corrompida.”

Esto había sucedido antes en Betel. Cuando Jeroboam fue rey, el corrompió la adoración allí: “…hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo:…he aquí tus dioses…y puso uno en Betel y el otro en Dan. Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar…e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no era los hijos de Levi” (1 Reyes 12:28-31).

Primero, Jeroboam erigió ídolos en los lugares de adoración. Luego él tomo el elemento criminal de la sociedad; personas que no tenían un corazón para Dios, y los hizo sacerdotes. La adoración de Israel fue totalmente corrompida, porque salía de corazones perversos y pecaminosos. Así que desde el reino de Jeroboam hasta los días de Amós, Dios despreciaba a Betel como un lugar de mezcla. Y finalmente, él juzgo esta adoración falsa. El derribó el altar allí, haciéndolo pedazos.

Hoy, un espíritu de Betel continúa en la iglesia. Es una condición espiritual de desliz. Y su característica principal es una adoración mezclada para atraer a la muchedumbre. Es un espectáculo externo de la carne, lleno de celo y exuberancia. Pero sin santidad alguna. Y esta atrapando a muchos en estos últimos días. Mientras mas la gente cree que esta adoración es de Dios, más ciegos se ponen. Y el Señor esta preparado para juzgarlo todo. El advierte, “Si estas involucrado en esta adoración contaminada, solo estas multiplicando tus pecados.”

Otra vez Dios urge, “Y ofreced sacrificio de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias,” (Amós 4:5). ¿Por que dijo esto? Es porque la ley prohibía levadura en una ofrenda de carne para ser consumida por el fuego (ver Levítico 2:11). Más aun, el pan leudado era solo para los sacerdotes. De igual manera, cada ofrenda de pan de acción de gracias tenia que ser “…tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite…” (7:12).

Estas ofrendas sin levadura servían como ilustración. Significaban las alabanzas que eran puras. A través de las Escrituras, la levadura era un tipo de carne pecaminosa. A veces era usaba para referirse a la lepra. El mensaje de Dios aquí esta claro: “Tus ofrendas de alabanzas están llenas de carne. Solo aceptare aquellos sacrificios que están santificados, ofrecidos por manos limpias y corazones puros. No puede haber levadura, ninguna indulgencia carnal, en mi presencia.” “¿Quien subirá al monte de Jehová? ¿Y quien estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.” (Salmo 24:3-4).

Aparentemente, los adoradores de Betel eran muy religiosos. Celosamente, sacrificaban todas las mañanas. Y eran fieles en sus diezmos y dádivas. Una vez más, Dios les urgió, “…y traed de mañana vuestros sacrificios y vuestros diezmos…” (Amós 4:4). El veía a esta gente comenzar cada día alabando y adorando. Ellos estaban gozosos mientras iban a sus reuniones de alabanzas. Ciertamente, el movimiento de la adoración de Betel se hizo tan popular que se extendía a ciudades por toda la región, desde Betel a Gilgal hasta Beerseba.

Pero el Señor les advirtió a todos ellos: “…y no busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba…será deshecha.” Dios estaba a punto de echarlo todo abajo. El iba a consumir todos sus sacrificios leudados de alabanza y adoración. ¿Por qué? Porque el pueblo había echado la justicia por tierra. (Ver Amós 5:7).

Dios aun tiene un remanente santo y separado, los sacrificios de alabanzas de los cuales son puros. Estos piadosos santos no están atrapados en actividades mundanas. Su adoración tiene el sonido de poderosas corrientes de agua. Y están quebrantados ante el Señor con una santa reverencia hacia él. De tal reverencia salen gloriosos gritos de alabanza.

Sin embargo, multitudes en la iglesia siempre están buscando algo nuevo. Ellos quieren maneras nuevas y excitantes para adorar a Dios. Así que buscan altares de Betel, donde las alabanzas suenan fuertes y gozosas. Pero la adoración en estos lugares es dirigida por hombres que no se afligen por el pecado en la casa de Dios. Sus alabanzas pueden ser exuberantes y coloridas. Pero no tienen la verdadera presencia de Cristo. Y no hay protección contra el engaño de la carne.

Probablemente, era excitante tomar parte en las reuniones de alabanza en Betel. Pero esos adoradores no se preocupaban por las cosas de Dios. No ayudaban al pobre o tendían la mano al necesitado. Por el contrario, sus alabanzas están llenas de carnalidad y levadura. Amós advirtió, “Buscad a Jehová…no sea que acometa como fuego a la casa de José…” (Amós 5:6). Igualmente, permíteme ofrecerte esta advertencia de parte del Señor: ¿tu pastor, no predica una palabra que exponga el pecado? ¿No existe reprensión santa, algún llamado al arrepentimiento, alguna advertencia para que dejen el pecado? Entonces quizás estas adorando en un altar de Betel. Y estas en gran peligro de ser engañado.

Dios declaro, “…castigaré también los altares de Betel: y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra. (3:14). Esta era una palabra devastadora. En el Antiguo Testamento, el altar de madera en el templo tenía cuatro cuernos en sus cuatro esquinas. Estos cuernos están cubiertos de bronce y tenían la forma de los cuernos de un carnero. Los cuernos representaban el derecho de santuario. Al echar mano de ellas, un ofensor se ponía bajo la protección de la gracia salvadora de Dios. Cuando niño, yo escuchaba a los piadosos de antaño decir, “Estoy salvo, Señor. Echo mano de los cuernos del altar.”

Vemos este tipo de santuario ilustrado en la vida del hijo de David, Adonijah. Este hombre rebelde trató de usurpar el trono de Israel. Pero el otro hijo de David, Salomón, decretó una orden de muerte contra Adonijah. En pánico, Adonijah corrió al templo y echo mano de los cuernos del altar. Su vida fue preservada.

Ahora Dios le estaba diciendo a Amós que él cortaría esos cuernos de protección. El Señor iba a cortar los cuernos del altar y los iba a echar a tierra. Esto significaba que el pueblo no estaría mas bajo su protección. En su lugar, estaría expuesto a gran engaño. No tendrían seguridad contra falsas doctrinas y adoración falsa.

En África, multitudes de todo el mundo están yendo para escuchar a un hombre que dice que Dios le dio profecías mientras estaba en el vientre de su madre. Americanos, en especial, están viajando por centenares para recibir una “profecía personal” de este hombre. Pero el mensaje es totalmente anti-Bíblico y blasfemo. Estos buscadores imprudentes están siendo atrapados por un engaño.

En el estado de los Balcanes, una profetiza dice que guía a la gente en viajes al infierno. La mujer había sido una bruja y dice que una vez ella misma estuvo en el infierno. Ella le dice a la gente que se acueste en el piso y liberen sus mentes, mientras ella los guía por un viaje imaginario de lo que ella experimento. La gente se amontona para tener la experiencia. Pero todo es en contra de las escrituras, una total confusión. Ciertamente, hay algo maligno en esta obra.

En Brasil, un evangelista promete sanar a la gente de cáncer por $1,000. También hace exorcismos por un precio. El ha desarrollado un gran seguimiento, y se esta haciendo rico de sus afirmaciones. Sin embargo, es totalmente anti-Bíblico, un engaño total.

América misma se ha convertido en el peor vendedor de evangelios falsos en el mundo. ¿Cómo? Los cristianos se han convertido en analfabetos bíblicos. No se molestan en leer la Palabra de Dios. No están dispuestos a ayunar o pasar tiempo en oración. Al contrario, corren de aquí para allá, buscando enseñanzas que complacen la carne de algún evangelista comprometido.

¿Cómo multitudes de creyentes pueden caer en tales engaños? ¿Cómo pueden ser extraviados tan fácilmente? ¿Cómo fue que estas masas se cegaron a las obras falsas de la carne? Amós nos dice por qué: sus paredes protectoras han caído por el pecado. Dios ha quitado los cuernos del altar. Y la gente ha perdido todo discernimiento. Tales creyentes estarán entre los primeros en aceptar al Anticristo.

“Y en todas las viñas [iglesias] habrá llanto; porque pasare en medio de ti, dice Jehová. ¡Ay de los que desean el día de Jehová! Será de tinieblas, y no de luz;…Aborrecí, abomine vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré,.. Quita de mí la multitud de tus cantares; pues no escuchare las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.” (Amós 5:17-24). El mensaje de Dios es claro: hasta que su rectitud comience a fluir en nuestros medios, limpiando nuestros corazones, no podremos darle un verdadero sacrificio de adoración. Alabanzas que salen de corazones llenos de lujuria y codicia no son sino ruido en sus oídos. El no aceptara la adoración de aquellos que solo buscan placer o se niegan a perdonar a los demás.

En medio de todas estas advertencias proféticas, Amós lleva una palabra de esperanza: “Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís. Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizás Jehová Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.” (5:14-15).

Les ruego, presten atención al mensaje de Amós. ¡Busquen al Señor con todo su corazón! Permítanse ser juzgados por Su Palabra. Confiesen y abandonen el pecado. Entonces Dios te bendecirá con discernimiento. Sabrás si estas adorando ante un altar de Betel. Y podrás adorarle a él en Espíritu y en verdad.

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