LIBERTAD GLORIOSA

David Wilkerson (1931-2011)

Siglos antes de que Jesús naciera, el profeta Isaías profetizó que Dios enviaría un libertador a la humanidad, el cual libertaría a la humanidad y Jesús mismo se puso de pie en una sinagoga judía, un día de reposo y le recordó al mundo de esta profecía, cuando leyó:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos…Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:18, 21).

Jesús estaba proclamando al mundo entero: “Mi misión en la tierra es liberar cada vida oprimida”. Liberar significa: “Libertar de toda esclavitud; deshacerse de todo lo que oprime”. Si tú crees en la verdad de las palabras de Cristo, entonces sabes que él está diciéndote: “Yo he sido enviado a liberar tu vida, a soltar tu vida de toda opresión y esclavitud. He venido a dar libertad a tu espíritu”.

Pablo predicó acerca de “la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:21) e instó a los gálatas: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).

Cristo vino a liberarnos de una vida miserable. Si lo creemos, ¿por qué seguimos viviendo de la misma manera miserable? ¿Es acaso porque pensamos que una vida totalmente libre de temor y culpa es simplemente demasiado increíble? ¿Una vida sin una pesada carga de condenación o depresión? ¿Una vida en la presencia de un Salvador gentil y amoroso, que tiene cuidado de todas nuestras necesidades?

¿Suena demasiado bueno para ser cierto? Bueno, ¡créelo! Porque esa es exactamente la clase de vida que Cristo quiere que cada uno de sus hijos disfrute. No sólo algunos de sus hijos, ¡sino todos ellos! Esta vida es dada gratuitamente a todos aquellos que simplemente confían en que Jesús la da.