LLAMADOS A ORAR
Reuniones de oración están resurgiendo en iglesias en toda la ciudad de Nueva York. ¿Quién podría haber creído que esto pasaría en “La Ciudad del Pecado”? no hace mucho tiempo, más de 50,000 creyentes se reunieron en Times Square para orar. Y conferencias cristianas en todo el mundo, se están convirtiendo en reuniones de oración improvisadas.
Cuando el Espíritu se mueve; cuando los pecadores están viniendo a Cristo; cuando el Espíritu da testimonio de que ahora es el tiempo de orar; cuando Dios hace una promesa y se empieza a mover, no puedes tan sólo recostarte y decir: “Dios lo ha prometido. Yo sólo voy a ‘recibirlo por fe’. Me recostaré y veré cómo Dios cumple con todo lo que dice”. ¡No! Cuando el Espíritu se mueve, es tiempo para presionar con fervor y fe.
Cuando Daniel leyó la profecía de Jeremías, calculó que los setenta años de cautiverio de Israel habían llegado a su fin. Se dio cuenta de que Israel estaba a punto de ser liberado de Babilonia. ¡El pueblo de Dios estaba a punto de ser liberado! (ver Daniel 9:2).
Así que, ¿qué hizo Daniel? ¿Se sentó a esperar a que Dios se moviera, ‘recibiéndolo todo por fe’? ¡No! Daniel declaró: “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza” (Daniel 9:3). Y, por supuesto, él oró con abundante fe.
Antes de cada gran mover del Señor, el Espíritu Santo nos llama a la oración ferviente. Y cada gran mover del Espíritu que sigue es sustentado por oración.
En la epístola de Judas, leemos de una generación de los últimos días entregada a la fornicación y a la sensualidad. Era un tiempo cuando el pueblo de Dios murmuraba y se quejaba. Judas profetizó de todo ello: “He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio” (Judas 14-15).
¿Cómo se debía preparar el pueblo de Dios para esto? De acuerdo con Judas: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo” (Judas 20). En la hora más oscura, el pueblo de Dios debe siempre velar y orar.