LLAMADOS A SER DIFERENTES
Dios nos ha llamado a ser diferentes del mundo — notablemente diferentes.
"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (1 Corintios 2:14).
Esa diferencia es exactamente lo que el mundo necesita. Como dice Pablo: "Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros" (1 Corintios 14:24-25).
Nuestra primera tarea es detener el hambre de la Palabra de Dios entre nosotros. Un encuentro con su Palabra nos librará de "lo mismo de siempre" como cristianos. Nos enfrentará con nuestra sequedad, frialdad y despreocupación en el camino del Señor, y nos enviará a nuestras rodillas en oración dependiente para que Dios traiga cambio.
¡La oración cambia las cosas! Cambia nuestros corazones, nuestras familias, nuestras iglesias y en última instancia, nuestro mundo. Te pido que te unas a mí para comprometerte a hacer tres cosas:
Orar para que la Palabra de Dios haga una obra en nuestros corazones
Permanecer en integridad para ser una voz de su Palabra
Orar para que el Señor haga cambios que sólo él puede hacer
Mi oración es que veamos a Dios manifestarse, como lo ha hecho en tantos avivamientos y movimientos que han cambiado las culturas. Sólo él puede detener la marea del mal que se está desencadenando y traer reverencia otra vez a una cultura que ha perdido su rumbo. Sólo él puede revivir la iglesia, hacer que volvamos al arrepentimiento y traer despertar espiritual a nuestra sociedad.
Volvamos al Señor con todo nuestro corazón. Busquemos su rostro y clamemos al cielo para ver una nueva y gran obra en nuestro país.