MÁS QUE CUALQUIER COSA DEL PASADO
A medida que el viejo profeta Elías meditaba en su último día en la tierra, invitó a su siervo, Eliseo, a acompañarlo mientras visitaba los pueblos de Betel y Jericó. En este “viaje de enseñanza”, llegaron a la orilla del río Jordán, donde Elías se quitó el manto (una prenda o bata ancha y holgada) y golpeó el agua con ella. Sobrenaturalmente, las aguas se separaron y los dos hombres cruzaron sobre tierra seca (ver 2 Reyes 2:8).
Al otro lado del río, Elías se volvió a su siervo y dijo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti” (2 Reyes 2:9). Sin dudarlo, el joven respondió: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí” (mismo versículo).
Elías pareció sorprendido por la respuesta de Eliseo: “Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no” (2:10). Elías estaba diciendo: “Si me ves cuando el Señor me está llevando, tu deseo se cumplirá, pero si pierdes la acción, tendrás que irte a casa decepcionado”.
Mientras caminaban, de repente un carro apareció del cielo y en un instante, Elías fue arrebatado. Eliseo fue testigo de toda la escena y gritó: “¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!” (2:12). Elías se había ido pero su manto cayó al suelo. Eliseo lo recogió y lo colocó sobre su espalda. Luego regresó al Jordán e hizo lo que su maestro había hecho: golpeó el agua con el manto e inmediatamente las aguas se separaron y caminó sobre tierra seca. Así comenzó el notable ministerio del joven profeta.
¿Qué nos dice este pasaje hoy? Yo creo que Dios quiere hacer mayores cosas con cada generación venidera. Él quiere realizar milagros y proveer más de su Espíritu a su pueblo, más allá de lo que se haya visto en el pasado. Él anhela que preparemos nuestros corazones y veamos al Señor hacer algo nuevo en estos últimos días.