MEJORES PROMESAS, ESPERANZA VIVA
Bajo el Antiguo Pacto, la promesa a los israelitas de que Dios los bendeciría si obedecían era todo lo que tenían. Pero hoy, bajo el Nuevo Pacto, tenemos una “mejor promesa”. “[Cristo] es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas” (Hebreos 8:6).
Esta “mejor promesa” significa que todos lo conoceremos. No sólo tenemos un sumo sacerdote que va a la presencia de Dios. ¡No, un velo fue rasgado en dos para que todos pudiéramos entrar a la misma presencia de Dios!
Considera todo lo que Dios nos ha prometido:
- Su ley está escrita en nuestros corazones. Su Espíritu Santo mora en nosotros y Cristo mismo está siempre con nosotros.
- Reconciliación con Dios: Sanidad, misericordia y perdón a través del simple arrepentimiento y la simple fe.
- Poder y autoridad para pedir cualquier cosa en el nombre de Jesús. Poder sobre el pecado y Satanás. Ningún arma podrá prosperar contra nosotros.
- Acceso al Padre. Él provee un trono al que podemos acudir en la hora de necesidad. Él nos libera de las tentaciones aplastantes. Y disfrutamos de una manifestación continua de la presencia de Jesús.
- Descanso, sólo por pedir y confiar. Paz, más allá de todo entendimiento humano y libertad del temor todos los días de nuestra vida.
¡Él nos prometió todo esto! Sin embargo, todavía muchos cristianos viven en temor, duda, confusión; siempre ansiosos. No le creen ni se apropian de su preciosa Palabra; de hecho, ellos actúan como si él nunca hubiera hecho tales promesas.
La verdad es que tenemos muchas menos razones para dudar y temer que las que tuvieron nuestros antepasados. Hoy, nuestros enemigos no son ejércitos físicos; son estrés, ardientes tentaciones de la carne, agotamiento del cuerpo y de la mente, una sociedad violenta y compleja, maldades nuevas y sutiles como ninguna otra generación ha enfrentado. Pero Dios ha prometido que donde abunda el pecado, tenemos más gracia para combatir que cualquier otra generación en la historia.