MIRA EL ENEMIGO HUIR

David Wilkerson

“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida” (Isaías 44:3)

¿Te ha traído el Señor Su Palabra que sacia la sed? Ha venido a ti en tus períodos de sequía y te ha inundado con Su Espíritu? ¿Estás bebiendo el agua pura de su Palabra?

Si es así, estás listo para reclamar otra promesa del pacto: “Mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.” (Versículos 3-4).

Como debes saber, los sauces crecen rápidamente, alcanzan altura y se propagan a lo ancho. A menudo se les ve que crecen junto a los arroyos o reservas de agua. Dios está diciendo aquí: “Porque tú eres Mi elegido, voy a derramar mi Espíritu sobre tus hijos, y haré que crezcan altos y fuertes en el Señor”.

Al leer y releer estos versos, te insto a poner en ellos los nombres de tus hijos que no están siguiendo al Señor. Reclama la promesa que Dios te hace en oración: “Señor, dijiste que derramarías Tu Espíritu sobre mi hijo. Ahora, bendice a mi hijo, [pon el nombre de tu hijo aquí]. Derrama Tu Espíritu sobre mi hija, [pon su nombre aquí]. Haz que ambos tengan sed de tu agua viva y se vuelvan a Ti”.

Finalmente, Dios dice que tus hijos darán testimonio diciendo: “Yo soy del Señor” (Ver versículo 5). ¡Qué increíble promesa!

Sin embargo, estas promesas no son para todo el que simplemente dice: “Yo soy de Cristo”. Son sólo para padres hambrientos y sedientos, aquellos que beben la Palabra de Dios diariamente, oran con regularidad, y piden que el Espíritu derrame sobre ellos Su poder y Su presencia.

Si esto te describe, entonces confía en las promesas de Dios… ¡En todas ellas! Reclámalas como tuyas, y pide en intercesión que el Señor cumpla sus promesas. Luego cubre a tu familia en oración y mira al enemigo huir.