LA CERCANÍA DE DIOS

David Wilkerson (1931-2011)

El nunca esta tan cerca como durante nuestras pruebas

Quiero compartir contigo dos versículos de la traducción de Helen Spurrell del texto hebreo original: “Ya se acercan mis crueles perseguidores, pero andan muy lejos de tu ley. Tú, Señor, también estás cerca, y todos tus mandamientos son verdad.” (Salmo 119: 150-151, NVI).

Integrado en este pasaje hay una verdad gloriosa que puede cambiar tu vida, brindarte paz y descanso mas allá de lo que hayas experimentado hasta ahora. Una vez que tu entiendas el hecho que Dios te ama y esta continuamente cerca de ti, todo miedo y ansiedad deben desaparecer.

En este texto el Salmista ve a los malvados acercándose a él, acercándose cada vez mas en un intento de arruinarlo y destruirlo. El esta diciendo, “Los pecadores viles, corruptos y conspiradores me están ganando. Están a mi alrededor y su poder esta aumentando. ¡Están empeñados en mi destrucción total!”

Todos tenemos un enemigo así; es el enemigo de nuestras almas: el diablo. Él siempre tiene un propósito en mente: destruir la obra de Dios y seducir y desanimar a su pueblo. De hecho, Satanás usa todo su poder y astucia para apartar a los cristianos del favor y la presencia del Señor. Eso es exactamente lo que está tratando de hacer ahora mismo en tu vida, tratando de acabar con todos los que siguen a Jesús. “Han dicho: «Venid y destruyámoslos, para que no sean nación
y no haya más memoria del nombre de Israel.» (Salmo 83:4, RVR 1995).

A veces, parece que el diablo está al borde de la victoria.

Satanás no estará satisfecho hasta que vea la ruina total y la caída de todo ministerio cristiano, de la iglesia y del verdadero amante de Jesús. Nunca se detiene. Siempre nos persigue con un designio infernal.

Satanás incitó a los enemigos de Pablo en Antioquía, quienes se quejaban airadamente contra el apóstol, lo apedrearon y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Dios dijo “NO” a los planes del diablo en Antioquía y liberó a Pablo.

Antes de la liberación de Pablo, ¿Puedes imaginarte las multitudes de demonios mirando desde el mundo espiritual, riéndose, contando los últimos suspiros del gran predicador, esperando asistir a su funeral? Puedes ver al mismo Satanás jactándose: “¡Lo derribamos, lo arrasamos, lo arruinamos! Pablo y su predicación pronto serán solo un recuerdo. Hemos destruido el evangelio, Pablo ha sido derribado”.

Qué equivocado estaba Satanás. “Sin embargo, cuando los discípulos se reunieron alrededor (de Pablo), él se levantó y fue a la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé para Derbe” (Hechos 14:20). Pablo fue levantado de inmediato, y marchó de regreso a la ciudad, con la cabeza en alto. Una vez testificó: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;” (2 Corintios 1:9).

Si amas a Jesús, eres una persona marcada en el infierno, y Satanás tratará de cortarte por completo. Puede que estés pensando: "Puedo sentir que esos perseguidores de los que estás hablando se acercan a mí. Satanás me ha metido en la guarida del león". Esta era la condición de David. Él testificó: “A no haber estado Jehová por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres, vivos nos habrían tragado entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros” (Salmo 124: 2-3).

Piensa en la terrible tentación y el fracaso de David, un hombre conforme al corazón de Dios. Fue tentado, cayó en adulterio, mintió y asesinó a un hombre inocente. Estoy seguro de que cuando el profeta Natán lo expuso, David pudo haber sido tentado a ejecutar a Natán, empeorando su pecado. O Satanás podría haber convencido a David de que estaba derrotado, esperando que él levantara las manos y dijera: "¿De qué sirve? He deshonrado a Dios. He pecado contra la luz, cometiendo los mismos pecados contra los que he predicado. Dios nunca podrá usarme ahora".

El salmista expresa la esperanza de aquellos que se arrepienten de pecados horribles. “El Señor me ha castigado severamente, pero no me ha entregado a la muerte” (Salmo 118:18). El salmista dijo en esencia: “Fui tentado y probado, pero Dios no me entregó al poder de Satanás ni a la muerte que merecía. ¡Él me libró!

Las tentaciones y pruebas enviadas sobre nosotros desde el infierno no son inusuales. Pedro escribe: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,” (1 Pedro 4:12). Pablo agrega: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13).

No hay nada extraño en lo que te está sucediendo. Puede que te desanimes porque el enemigo ha venido contra ti como una inundación. El ataque podría ser por lujuria, codicia, una crisis financiera o un problema de salud, y piensas: “Aquí estoy tratando de servir al Señor, haciendo todo lo posible por amarlo y serle fiel, pero las cosas siguen empeorando. ¿Pasa algo malo conmigo? ¿Por qué se siguen acumulando mis problemas?

Les insto a que miren a los demás a su derecha, a su izquierda, frente a ustedes, detrás de ustedes; todo el mundo está pasando por algo. Detrás de las sonrisas de sus queridos hermanos y hermanas en Cristo hay muchas lágrimas. Están sufriendo con pruebas de las que no sabes nada. No, no estás solo en tu sufrimiento, y tu prueba no es una circunstancia extraña e inusual. Lo que estás pasando es algo común en la multitud.

Ahora, déjame darte una noticia gloriosa.

El diablo no está tan ansioso por destruirte como Dios está por liberarte.

Dios está más preparado para cumplir sus promesas que el diablo para arruinarlo. De hecho, cuanto más se acerca el enemigo a ti, más cerca está el Señor.

“Cuando se me acercaron perseguidores astutos, que están lejos de tu ley; entonces tú, oh Jehová, estabas cerca, con todos tus fieles mandamientos” (Salmo 119: 150-151, Spurrell). El salmista dijo, en resumen: "Señor, si mis enemigos se acercan para destruirme, estás cerca de mí cuando te necesito".

Dios dice que está especialmente cerca de los abatidos y quebrantados de corazón para poder defenderlos. “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu” (Salmo 34:18).

¿Eres un hijo de Dios? ¿El Señor Jesús vive en ti? Dios dice que está cerca de ti en tu angustia. Aquí está su promesa para ti.

“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo.” (Isaías 43:1-5).

El salmista Asaf testificó del Señor: “Me tomas de la mano derecha” (Salmo 73:23). Decía: “Dios no solo está cerca de mí, sino que camina conmigo, de la mano, a través de todo este lío. Que todos mis enemigos vengan a perseguirme, no temo porque tengo mi mano en la del Padre". Además, Asaf dijo que Dios le dio consejo y dirección. “Me guiarás con tu consejo” (Salmo 73:24).

Muchos queridos cristianos me hablan de sus increíbles dificultades, problemas que se siguen acumulando, desánimos que continúan llegando. Hablando humanamente, todas estas cosas parecen ser situaciones imposibles. Mi corazón está con cada creyente que experimenta tales pruebas.

Sin embargo, todo cristiano debe estar convencido de que es precioso y amado, y que Dios está cerca. De hecho, cuanto más se acerca el enemigo, más fiel es Dios para revelar su cercanía y más estrechamente sostiene la mano de su precioso hijo.

Si puedes creer que Dios está cerca de ti, debes creer que él actuará por ti.

El honor de Dios está en juego cuando le oramos, y nadie se burlará de él por no responder. La Biblia dice de él: “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel.” (Salmo 121:3-4). Nuestro Dios está atento a nuestras necesidades en todo momento, y está atento a nuestro dolor y sufrimiento.

Esto es lo que Dios te promete, si practicas acercarte a él todo el día. “Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen. Como es lanzado el humo, los lanzarás; Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios. Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, Y saltarán de alegría. Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él.” (Salmo 68:1-4).

Habla con el Señor, busca su cercanía y él hará todas estas cosas por ti. Dispersará a tus enemigos y ahuyentará a todos los perseguidores demoníacos. Conocerás el bendito agarre firme de su mano en todo momento. ¡Aleluya!