DIOS DA FUERZA A LOS DÉBILES

David Wilkerson (1931-2011)

“La medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3). A todos los creyentes se les da una porción o grado de fe y esa porción debe ser edificada para llegar a ser una fe inquebrantable e inamovible. ¿Como sucede esto? A medida que la fe crece, se fortalece de una sola manera: oyendo y confiando en la Palabra de Dios.

El Señor nunca nos pedirá que hagamos lo imposible. Es posible que nos motivemos a nosotros mismos a preguntar: “¿Por qué tengo tanto miedo? ¿Por qué estoy en esta montaña rusa de desesperación hacia arriba y hacia abajo? ¿Por qué el futuro causa pánico en mi alma?” Es porque no hemos comprometido totalmente nuestras vidas, nuestras familias, nuestra salud, nuestros trabajos, nuestros hogares en las fieles manos de Dios. No hemos dado el salto de fe que determina: “Mi Señor es verdadero y fiel. Aunque yo he fallado innumerables veces, él nunca me ha fallado. Pase lo que pase, pondré mi vida y mi futuro a su cuidado”.

¿Cómo podemos hacer esto? Al abrazar la palabra que él nos ha dado. En este momento, el mundo está en gran turbulencia y Dios nos ha dicho: “Mi Palabra está en ti y tú estás cubierto bajo la sombra de mi mano. Tú eres mi hijo”. “Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza” (Hechos 2:25-26).

Les insto a que hagan suya esta palabra de poder de Isaías: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas… pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31).

Dios nunca duerme y su brazo siempre está extendido a favor de ti, su amado hijo.