OLVIDA AQUELLAS COSAS

David Wilkerson

Satanás ha hecho tropezar a muchos creyentes convenciéndoles de que han perdido algo en el Señor. El hecho es que es un terrible pecado el desconfiar del amor de Dios por ti y juzgar incorrectamente tu posición en Cristo por tus sentimientos. Tu posición delante de Jesús cada día no tiene nada que ver con tu celo, tus lágrimas o tu intensidad. Tan sólo se basa en la fe.

Imagínate cuán perdido estarías si tu salvación realmente estuviera basada en tus sentimientos. Pablo nos urge: "Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante" (Filipenses 3:13). Nunca debes apoyarte en las experiencias emocionales pasadas. Lo que importa hoy es tu confianza. ¿Confías en Sus promesas para ti? ¿Estás listo para participar de esta naturaleza divina en la manera que dice la Biblia: No por experiencias emocionales ni por evidencias externas, sino por arrojarte por completo en Sus gloriosas promesas?

"Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:4). Pedro lo deja claro: Obtenemos la naturaleza de Cristo apropiándonos de Sus promesas del pacto y no por algún otro medio.

Una vez un ministro se jactó conmigo: "He vuelto finalmente a la fe de mi juventud. Estoy orando más y la Biblia es mi alimento otra vez. Dios me está dando mensajes al rojo vivo para mi congregación y otra vez tengo este gran amor por las almas perdidas. Me siento tan renovado". Tan sólo unos meses después, este hombre estaba nuevamente en el hoyo.

Dios sí trae una renovación y una unción fresca a nuestras vidas. Pero esa no es la comida de la que debemos depender para vivir. Debemos vivir basados en una fe constante en Sus promesas. Su Palabra es inconmovible, sin importar cuán mal nos estemos sintiendo. Nuestro Señor cumplirá Sus promesas para nosotros: "Y aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría" (Judas 24).