ORACIÓN PODEROSA
Jesús oró una "oración poderosa" en Getsemaní.
Pienso en la oración poderosa de Cristo como en la "oración final". Por final me refiero a la última de una serie de oraciones. A este punto, ya todo había sido tratado y esta era la oración última o final, la que movería montañas y sacudiría al infierno. Era simplemente esta: "Pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mateo 26:39, cursivas añadidas).
Jesús se levanta de la súplica y dice, en esencia: "He orado, he llorado, he ayunado, he hecho todo. Ahora, Padre, descargo mi alma a ti, en total confianza. Hágase tu voluntad".
¿Has presentado alguna vez esta "oración final" al Señor por alguna situación?
- He orado, he ayunado y he intercedido sobre este asunto.
- He pedido, he tocado la puerta, he buscado y he creído.
- Sin embargo, lo que está sucediendo ahora no es lo que quiero.
- No creo que pueda manejarlo.
EL LUGAR DE REPOSO
Entonces agregas: "Pero tú eres el Dios Todopoderoso, y pongo todo en tus manos. Ahora, Padre, haz lo que tú quieras hacer, cuando tú quieras hacerlo. Descanso en las promesas que tú me has dado".
Este es el reposo que permanece para el pueblo de Dios hoy, el reposo al que se hace referencia en Hebreos 4. Es entrar en la bendita promesa del Nuevo Pacto, en la que Dios nos declara: "Yo seré para ustedes Padre, y ustedes serán mis hijos".
Amado, hasta que no hagas esta oración final, no puedes mover tu montaña. Pero cuando la hagas, Dios abrirá tus ojos a algo increíble y ya no te perderás la respuesta a tu oración cuando llegue.