ORACIONES RESPONDIDAS A MEDIAS

David Wilkerson

“Orar hasta obtener” es un término acuñado por los primeros pentecostales, para algunos significó quedarse postrado en sus rodillas hasta estar seguro de haber recibido una respuesta de parte de Dios. Para otros, significó regresar continuamente ante el Señor hasta obtener una respuesta. (Esto también era llamado “perseverando en oración”).

Cuando niño, en las reuniones de campamentos, oía gente testificar: “¡Me voy a agarrar de los cuernos del altar y no los voy a soltar hasta que Dios me conteste!”. Sin embargo, no creo que éste sea el verdadero significado de “orar hasta obtener”.

Tú puedes encerrarte con el Señor, deleitarte en Su presencia; puedes pasar horas de calidad, incluso días, con Él, gloriándote en una dulce comunión. Puedes tener todas tus necesidades suplidas, tu corazón puede estar totalmente satisfecho, pero ¿qué pasa cuando dejas ese santo lugar de comunión íntima?

Tú puedes levantarte de tus rodillas sólo para regresar a tu aplastante situación que no ha cambiado. Puedes ver al diablo esperándote, listo para lanzarte los mismos problemas y vacíos a ti. Yo te pregunto: ¿Qué de bueno tiene el recibir la gloria en la montaña si ésta no te ayudará a pasar tu batalla?

Déjame explicarte lo que yo creo sobre “orar hasta obtener”. Simplemente significa que la fortaleza, el poder y el ánimo que tú recibes del Señor mientras estás encerrado con Él, deben ayudarte a pasar las pruebas que están delante. La victoria que obtienes en el lugar secreto tiene que darte la victoria en el campo de batalla.

Piensa en ello: ¿Fue la tuya una “oración concluida”? Como verás, “orar hasta obtener” significa esperar el cumplimiento total de tu oración. Muchos cristianos solamente ven oraciones respondidas a medias porque no permiten que lo que han recibido del Señor en oración los ayude a pasar su prueba. Sin embargo, muchas oraciones sinceras se han echado a perder, se han abortado, se han perdido porque no fueron “llevadas hasta” este punto.

Amado, la oración no finaliza; no es una “oración concluida”, hasta que ésta te lleve al otro lado de tu prueba. Nosotros no hemos “orado hasta obtener” hasta que no hayamos “experimentado el pasar” nuestras pruebas por la fortaleza recibida en la presencia del Señor.