Perfeccionados por el Amor
El amor, el temor y la obediencia; cuando se refiere a andar con Dios, son inseparables porque no se puede practicar uno sin los otros dos.
- TEMOR – “El temor de Jehová es aborrecer el mal” (Proverbios 8:13).
- AMOR – “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama” (Juan 14:21).
- OBEDIENCIA – “Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos” (2 Juan 6).
No se puede amar a Dios sin tener temor de Dios dentro de uno; no se le puede amar sin obedecer su palabra. Algunos enseñan que sólo el temor de Dios hace que los creyentes huyan del pecado, mientras que otros enseñan que la única motivación adecuada contra el pecado es el amor. Amarlo significa obedecer cada uno de sus mandatos, pero ¿qué es lo que produce una obediencia constante y duradera? La obediencia piadosa y amorosa surge de una fuente: el temor del Dios viviente. La obediencia nacida por un temor verdadero y piadoso de Dios es amor perfeccionado.
Si realmente tienes el temor de Dios en ti, entonces obedecerás cada una de sus palabras. Obtienes el temor de Dios tal como lo hizo Israel: ¡lo aprendes! El Señor está listo para enseñar su temor a todos los que lo deseen: “Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré” (Salmos 34:11). Nuestro Padre amoroso nos enseña su temor a través de su Palabra.
Jesús prometió bendiciones increíbles a todos los que le obedecen. “Y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). ¡Esta es una de las promesas más poderosas de la Palabra de Dios! El Padre tiene un amor especial en su corazón por aquellos que andan en obediencia a su Hijo.
¡Comienza a andar completamente en obediencia a todo lo que conoces de sus mandamientos y serás perfeccionado en tu amor por Jesús!