Poder de Resurrección en Tu Vida
Pablo expresó su preocupación por la iglesia de Jesucristo cuando oró: “Que Dios les revele no solo la grandeza pasada de Cristo, sino también su grandeza presente”. Esta es su oración específica: “Para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado… y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” (Efesios 1:18-19).
Tenemos una gran reverencia por el Jesús que caminó sobre esta tierra, convirtiendo el agua en vino, alimentando a las multitudes y sanando a los enfermos. Creemos que Jesús puede perdonar nuestros pecados y aliviar nuestra culpa. Creemos que él puede darnos paz y gozo e incluso la vida eterna. Pero muy pocos de nosotros conocemos a Jesús como el Dios del mundo natural en el que vivimos. A menudo no lo reconocemos como el Señor de nuestros asuntos cotidianos, como el Dios de nuestro hogar, nuestros hijos y matrimonio, nuestro trabajo y nuestras cuentas.
Cuando se le pidió a Jesús que sanara a su amigo Lázaro, se enfrentó a una fe limitada. “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano” (Juan 11:32). El pasaje continúa mostrando que María y sus amigos tenían fe sólo hasta el punto de la muerte. “Algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?'” (11:37).
No es de extrañar que haya tanta conmoción en la vida de tantos cristianos. ¿Por qué tal dolor y duelo? Es porque no creemos que Jesús puede resucitar lo que parece muerto. No creemos que tiene un plan para darnos vida o tal vez él llegó demasiado tarde. Las cosas se han alejado demasiado.
Amado, Jesús nunca ha estado más dispuesto a mostrar el poder de su resurrección de lo que está ahora. No es suficiente amar, servir y adorar a Cristo sólo hasta el punto de la desesperanza. ¿Por qué no confiamos en él cuando toda esperanza se ha ido? La Escritura dice que hemos recibido la misma vida de poderosa resurrección que hay en Cristo: “Si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11).
El Espíritu Santo mora en ti para manifestar la presente grandeza de Cristo. ¡Cree en él!