Poder para Vencer la Carne
“Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Éxodo 12:13).
La noche de la Pascua halló familias judías encerradas en sus viviendas, esperando salir de Egipto. La sangre de un cordero sin mancha había sido rociada en los postes de las puertas de cada hogar, de acuerdo con el mandato del Señor. Se les prometió: “Pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir” (12:23). Algunas familias pueden haber sido aprensivas, mientras que otras se regocijaban, pero estaban igualmente a salvo bajo la sangre.
La liberación de Israel de Egipto es un símbolo claro de nuestra liberación del pecado y su esclavitud. “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11). “Para amonestarnos” significa que podemos ver en sus luchas una sombra de nuestras batallas actuales con uno mismo y el pecado. Su Egipto es nuestro mundo impío.
Los israelitas fueron liberados del poder de Egipto por la poderosa mano de Dios. “Por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto” (Éxodo 13:9). Así como la sangre sacó a Israel del juicio, la sangre de Jesús nos pone en un lugar seguro y su mano poderosa quebranta el poder del pecado en nosotros. ¡Sí, el pecado aún habita pero no gobierna! Tú has sido perdonado, pero también tienes acceso al poder para vencer la carne. Esta es una palabra increíblemente alentadora en estos días de desilusión.
Cristo viene por aquellos que están esperándole, “a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:8). ¡Qué privilegio tan peculiar estar entre aquellos vestidos como una novia, lavados en la sangre y anticipando su aparición!