Preservados para el Propósito de Dios
“Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado” (Salmos 16:1).
El Señor está con nosotros dondequiera que estemos: en casa, en el trabajo, en la iglesia, mientras estamos de compras. Él está con nosotros en nuestros autos, en aviones, en el metro. David dice que Dios nos está preservando del mal, manteniéndonos a salvo de ataques y enfermedades; en resumen, Dios ha prometido frustrar todas las armas posibles forjadas contra sus hijos.
“Líbrame, oh Jehová, del hombre malo… Guárdame, oh Jehová, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han pensado trastornar mis pasos… Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia” (Salmos 140:1, 4, 12-13).
Al comienzo de este salmo, David le pide a Dios que sea preservado de los hombres violentos. La palabra que David usa para preservar aquí significa proteger de lo que está escondido, oculto, secreto. Dios nos dice: “Tengo cubiertas todas las áreas de tu vida, incluso las cosas que no puedes ver. Con certeza puedes descansar en mí”.
Si tienes problemas para aceptar el deseo de Dios de preservarte, lee el Salmo 37: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano” (37:23-24).
Dios te está preservando porque tiene un propósito para ti. Él ha presentado una obra divina por delante que sólo un creyente probado y aprobado puede lograr. Los ataques al Centro Financiero el 11 de septiembre de 2011 envolvieron nuestra sociedad en el miedo y resultó que cristianos tibios clamaban a Dios como nunca antes. Hoy nos enfrentamos a nuevos problemas que hacen que la gente ore: “Señor, pon un cerco a mi alrededor. Camina conmigo, protégeme, vigila todos mis pasos”. ¡Y Dios, en su fidelidad, está haciendo exactamente eso!