Redención A Través de Su Sangre
“En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7). La sangre de Jesús nos redime del pecado y del poder de las tinieblas. Muchas personas han sido redimidas y justificadas por la sangre de Jesús, pero siguen viviendo innecesariamente en temor y condenación.
“Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios” (1 Juan 2:21). La sangre derramada de Jesús nos limpia del mal para que nuestra conciencia ya no nos condene. Tu conciencia hace un trabajo malvado cuando no te despierta ni te incita a la obediencia al evangelio. También hace el mal cuando te condena innecesariamente, te acusa, te recuerda constantemente cómo le fallaste a Dios, causando depresión y miedo.
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37). Los creyentes en Cristo deben ser guerreros que invocan el poder y la autoridad de la sangre de Cristo cuando están bajo ataque enemigo. Algunos pueden llamar a su mejor amigo o consejero, o revolcarse en el temor y la condenación, pero el Señor quiere que nos apoyemos de inmediato en la Palabra de Dios y invoquemos la sangre de Jesús. Verdaderamente, podemos ser más que vencedores por medio de Él.
Los creyentes en Cristo están dispuestos a caminar en la luz y permitir que el Espíritu Santo exponga toda la oscuridad en ellos (ver 1 Juan 1:7). Juan está hablando claramente de alguien que está enamorado de la Palabra de Dios y no tiene temor a las reprensiones. Alguien que dice: “Señor, alumbra con tu luz del Espíritu Santo cada grieta de mi corazón. Quiero caminar en la luz”.
Tu Padre celestial quiere que proclames la victoria de la sangre de Jesús en tu vida y comiences a alabarlo ahora por la promesa de ese gran día venidero de redención. “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia” (Isaías 61:10).