RELACIÓN DEL EVANGELIO
Me encantan las palabras de un antiguo himno que solíamos cantar: “¡Oh qué amigo nos es Cristo, él llevó nuestro dolor! Él nos manda a que llevemos todo a Dios en oración” (Joseph M. Scriven). “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Proverbios 18:24).
Dios extendió la plenitud de su amor para con nosotros, a través de la dádiva de su Hijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Y debido a su gran amor por nosotros, estamos capacitados para alcanzar a los demás de forma amorosa.
Todos queremos a alguien en nuestra vida que comparta nuestros valores y estándares, un amigo que sea leal y nos ame a pesar de nuestras debilidades. Leemos de tal amistad en 1 Samuel 18:1,3-4: “El alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo ... E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte”.
Estos versículos representan el amor que Jesús tiene para nosotros: un amor inmerecido, sobrenatural, un amor que ve más allá de nuestras debilidades y que siempre apoya y alienta. Se llama el amor agape de Dios y está por encima del entendimiento humano. El tipo de amistad amorosa que Jonatán y David compartieron, yo lo llamo relación del evangelio, sólo puede venir a través del poder de Jesucristo.
Cuando recibas gratuitamente este regalo de amor de parte de Jesús, pídele que te permita ser un amigo piadoso que fomente el crecimiento espiritual en otra persona, verdaderamente un amigo que sea “más unido que un hermano”.