Resplandeciendo con Fuerza para Cristo
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:12-13).
La carta de Pablo a los filipenses está llena de alabanza, ánimo y bendición. Él estaba impresionado por su andar de obediencia y los felicita por ser tan fáciles de tratar. También los elogia por ser firmes e inquebrantables incluso cuando él no estaba allí para guiarlos.
Dios es el que da la capacidad a estos santos para hacer y para querer; acá, la palabra querer significa desear, tener una pasión, querer realmente ir tras algo. Así que Dios está obrando en ellos de tal forma que ellos puedan vivir vidas fructíferas, y así complacerlo. Pablo continúa: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” (2:15-16).
Esta porción de las Escrituras animó a los filipenses a prestar atención cuando estaban en medio de desafíos. “¡Miren el cuadro completo! No se quejen ni giman, porque eso detendrá su crecimiento”. Incluso algunos en la iglesia no están viviendo como deberían. Cantan las canciones y pronuncian las palabras correctas, pero sus corazones no están verdaderamente transformados. El Padre quiere que brillemos como las estrellas en el mundo que nos rodea.
Que sigas el ejemplo de la iglesia de Filipos y vivas tu vida de una manera que la gloria de Dios resplandezca a través de tu vida, hacia los que te rodean. Pídele al Espíritu Santo que te atraiga más para que seas consumido con Jesús y mantengas un testimonio fuerte en medio de una generación perversa y sin principios.