SACADOS DEL DESIERTO
Muchos siervos de Dios están llevando cargas pesadas hoy y Dios quiere recordarle a cada uno: “Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza” (Isaías 51:5).
Dios está diciendo: “Yo ya di la palabra de tu liberación, lo he decretado en mis promesas de pacto; y he extendido mi poderoso brazo para sacarte de tu experiencia en el desierto. ¿Por qué no declaras lo que he decretado y caminas a la luz de mi libertad, gozo y paz?”
Dios promete a su pueblo: “Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto” (51:3). Él quiere que su pueblo sepa esto: “Voy a brindarles consuelo. En este momento, todo lo que ven es fracaso, ¡pero eso está a punto de cambiar! Voy a convertir su desierto en un jardín donde entrarán en mi gozo y alegría”.
Estas no son promesas tontas ni vacías. Han sido dichas a nosotros por el Dios Todopoderoso, el que reina sobre todos. Sus pensamientos para su pueblo son buenos; él nos ama y está dispuesto a librarnos de todo miedo y depresión. Pero el Señor también quiere mostrarnos cómo fue que llegamos a una condición tan baja. “Has permitido que el diablo te pisotee por completo”.
Vemos un ejemplo de esto en el rey David, quien admitió: “Estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la conmoción de mi corazón” (Salmos 38:8). David sabía que estaba aumentando su desaliento al permitir que su propio miedo fomentara su confusión.
Luego vemos el terror experimentado por los discípulos cuando estaban en una terrible tormenta. Su barca estaba siendo lanzada por poderosos vientos y altas olas ... pero entonces Jesús apareció con esta palabra vivificante: “¡Yo soy, no temáis!” (Mateo 14:27).
Esa es la palabra para cada creyente hoy. Jesús está contigo en tu crisis y él vendrá a tu lado y hablará paz.