SERVIMOS A UN REY JUSTO
El Señor gobierna sobre toda la creación con majestad y poder. Sus leyes gobiernan todo el universo; toda la naturaleza, toda nación y todos los asuntos de los hombres. Él gobierna sobre los mares, los planetas, los cuerpos celestes y todos sus movimientos.
“El señorea con su poder para siempre; sus ojos atalayan sobre las naciones” (Salmos 66:7). “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder… Firme es tu trono desde entonces; tú eres eternamente… Tus testimonios son muy firmes” (Salmos 93:1-2, 5).
Estos salmos fueron escritos por David, quien testifica, en esencia: “Señor, tus testimonios, tus leyes, decretos y palabras, son irrevocables. Son absolutamente confiables”. El autor de Hebreos hace eco de esto, declarando que la Palabra viva de Dios es eterna e inmutable (ver Hebreos 13:8).
Piénsalo. Hay leyes que operan en el universo que gobiernan cómo funcionan las cosas, sin excepción. Considera las leyes que gobiernan los movimientos del sol, la luna, las estrellas y la tierra. Todos estos cuerpos celestiales fueron puestos en su lugar cuando Dios habló una palabra, y desde ese momento han sido gobernados por leyes que Dios también llamó a la existencia.
El Nuevo Testamento nos dice que este gran Dios es nuestro Padre y él se compadece de sus hijos. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Dios oye cada clamor nuestro: “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias” (Salmos 34:17).
También se nos dice que Dios es el Rey justo que juzga por su ley. Su Palabra es su constitución, la cual contiene todos sus decretos legales, por los cuales él gobierna con justicia. Todo lo que existe es juzgado por su Palabra inmutable, ¡incluidos sus hijos!
En pocas palabras, podemos tener la Biblia en nuestras manos y saber: “Este libro me dice quién es Dios. Describe sus atributos, naturaleza, promesas y juicios. Es su reglamento legal, de su propia boca, por el cual él gobierna y reina” ¡A qué Dios poderoso servimos!