SIGUIENDO EL EJEMPLO DE JESÚS
Hasta apenas hace unas décadas, si un líder nacional era atrapado en cualquier tipo de escándalo, renunciaba inmediatamente. Sin embargo, hoy en día hay poca vergüenza por actos así. Pienso en las palabras que el Señor le dijo a Jeremías: “¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová”(Jeremías 8:12).
Como cristianos sabemos que nuestra esperanza no está puesta en este mundo. Siempre que hemos puesto nuestras esperanzas en un líder o institución, hemos sido decepcionados. Sin embargo, el pecado abierto que se ha acumulado en los últimos veinte años se ha convertido en una atrocidad, y como Dios le dijo a Jeremías, Él no permanecerá en silencio.
En tan solo unos años, la homosexualidad se ha convertido en algo normal, cuando la Biblia enseña claramente contra eso. Como cristianos amamos a los homosexuales y a cualquier otra persona que batalle con un pecado sexual. Sin embargo, no importa cómo se mire, la práctica sexual entre personas del mismo sexo no puede ser aceptada a la luz de las Escrituras. (Algunas iglesias dicen que puede serlo, pero al tratar de hacerlo, comprometen seriamente la autoridad de Dios).
A medida que seguimos el ejemplo de Jesús de amar sacrificialmente a todas las personas, incluyendo a los homosexuales, se nos etiqueta como enemigos y fanáticos. Pero no hay ningún discurso de odio en la Biblia - sólo un discurso incómodo sobre el pecado. En la actualidad la sociedad básicamente nos está mandando a extraer los pasajes que hablan de la homosexualidad como pecaminosa. Se me rompe el corazón con esto, porque a los homosexuales se les está vendiendo una mentira. No importa quiénes somos; si no le damos la espalda al pecado, nuestra relación con Dios se desvía horriblemente.