Sin Mancha ni Arruga
La iglesia de Cristo nunca ha sido completamente aprobada o aceptada por el mundo; y nunca lo será. Si tú vives para Jesús, no tendrás que separarte de la compañía secular; ellos lo harán por ti. Todo lo que tienes que hacer es vivir para él. De pronto, te verás siendo reprochado, rechazado, llamado malvado: "Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre" (Lucas 6:22).
Sin embargo, Jesús agrega que este es el camino hacia la verdadera realización. “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25). En otras palabras, “La única forma en la que hallarás sentido a la vida es dándome tu ‘todo’. Entonces hallarás verdadero gozo, paz y satisfacción”. Cristo nos dice: “Mi iglesia no tiene mancha ni arruga. Cuando vengas a mí, debes estar dispuesto a dejar todos los pecados. Debes entregarme todo, morir completamente al yo, a la ambición pecaminosa y al ego. Por la fe, serás sepultado conmigo y yo te resucitaré a una nueva vida".
Piensa en lo que significa no tener mancha ni arruga. Sabemos lo que representa una mancha, pero ¿qué pasa con una arruga? ¿Alguna vez has escuchado la frase: "una nueva arruga"? Significa agregar una nueva idea a un concepto existente. Una arruga, en ese sentido, se aplica a aquellos que tratan de ‘mejorar’ el evangelio. Sugiere una manera fácil de alcanzar el cielo sin una rendición total a Cristo.
Ese es el tipo de evangelio que se predica en muchas iglesias hoy. Los sermones están destinados únicamente a satisfacer las necesidades de la gente. Al leer las palabras de Jesús, veo que este tipo de predicación no funcionará. No logra la verdadera obra del evangelio.
No lo malinterpretes; no estoy en contra de predicar consuelo y fortaleza al pueblo de Dios. Como pastor del Señor, estoy llamado a hacer exactamente eso en ocasiones. Sin embargo, si predico sólo a las necesidades de las personas e ignoro el llamado de Cristo al sacrificio y a la entrega de nuestras vidas, entonces las verdaderas necesidades nunca serán satisfechas. Las palabras de Jesús son claras: Nuestras necesidades son saciadas cuando morimos a nosotros mismos y tomamos su cruz.