SIN PODER
Me encanta mirar los edificios de Manhattan, especialmente por la noche cuando las luces están encendidas. Es una vista increíble, ver todos esos edificios llenos de gente, actividades e ideas en el trabajo; y saber que lo que es gestado allí no sólo afectará a la Ciudad de Nueva York, sino al mundo entero.
Sin embargo, independientemente de lo influyente que sea la ciudad de Nueva York y su gente, si les quitas la energía eléctrica, lo cual ocurre ocasionalmente durante un apagón, todo se apaga. Los edificios de oficinas se vuelven inútiles, la actividad cesa y las ideas mueren en la oscuridad. Sin poder, sin energía, todo ese potencial se desperdicia.
Lo mismo es verdad para nosotros, los creyentes. Si no tenemos acceso al poder espiritual, ¿cómo podemos lograr lo que hay que hacer? Poder para vencer el pecado. Poder para vencer a los enemigos espirituales que nos atacan. Poder para soportar las dificultades y la aflicción. Poder para hablar. Poder para orar. Poder para testificar. ¿No será probablemente la mayor necesidad que tenemos hoy, el tener más poder espiritual?
Es interesante que las últimas palabras del Cristo resucitado antes de su ascensión, tuvieron que ver con el poder espiritual. “Yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lucas 24:49). Era como si Jesús mirara por los pasillos del tiempo y supiera que incluso tener el mensaje correcto del evangelio no sería suficiente. Nos enfrentaríamos a tantos obstáculos de fortalezas satánicas, que nunca evangelizaríamos el mundo efectivamente sin el poder que sólo el Espíritu puede impartir.
Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson.