SU PRESENCIA EN UN MUNDO OSCURO
“Debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1).
Pablo no dice esto para asustarnos. Él lo atribuye todo al pecado del corazón humano:
“Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:2-5).
Esa es una gran lista de pecados. Sin embargo, Pablo está hablando, no sólo al mundo, sino también a nosotros, los cristianos: "Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”.
Cuando él dice que las personas serán amadoras de sí mismas, él describe con bastante exactitud la situación en muchas iglesias de hoy. Mientras el mal aumenta, estas iglesias incrementan su búsqueda de promoción, ganancia y confort personal. Dios nunca nos dice que evitemos a los inconversos; ellos son nuestra misión principal. Así que cuando Pablo nos dice que "evitemos a tales personas", él se está refiriendo a otros cristianos que niegan la autoridad de Dios en sus vidas. De hecho, él afirma esto, al decir: "Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (1 Corintios 5:12-13). Como pueblo de Dios, ¿qué llamado más claro al arrepentimiento podríamos oír?
Satanás seguirá vomitando muerte. Y sólo una cosa puede resistir su infierno en la tierra: una iglesia que sea capaz de levantarse y hablar osadamente la Palabra de Dios con integridad. Sin una presencia santa en este mundo oscurecido, el mundo nunca conocerá una alternativa.