UN CORAZÓN QUE CONFÍA
Recientemente, Dios me ha venido mostrando algo acerca de confiar en Él ¡que nunca antes había visto! El salmista escribió: “En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados” (Salmos 22:4-5).
Vez tras vez, David testificaba: “En Jehová he confiado” (Salmos 11:1); “Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos” (Salmos 25:2). La raíz hebrea de la palabra “confío,” sugiere “arrojarse por un precipicio.” Esto es lo mismo que haría un niño cuando oye a su padre decir: “¡Salta!” y obedece confiadamente, arrojándose del borde hacia los brazos de su padre.
Ese es un aspecto de confiar. Algunos de ustedes están en ese lugar ahora mismo. Están en el borde, vacilando, ¡y no tienen otra opción fuera de arrojarse a los brazos de Jesús! Algunos simplemente se han resignado a su situación, la cual, en verdad, no es otra cosa que fatalismo. Ellos llaman a esto confiar, pero no es confiar, es adormecimiento. La confianza es mucho más que una resignación pasiva, ¡es creer activamente!
Algunos de ustedes han hecho de nuestro Señor, una especie de compañía cósmica de bomberos y rescate. Es como si Satanás incendiara tu casa y tú estuvieras inmovilizado sobre el techo, gritando: “¡Señor, ayúdame!” Así que viene el Señor, con Sus ángeles agarrando una gran red, diciendo: “¡Salta!” Entonces tú saltas, la casa se incendia y tú dices: “¡Señor, gracias por rescatarme!”
Muchos de nosotros limitamos nuestra confianza a estas operaciones de rescate, como diciéndole al Señor: “Yo confío en que Tú vendrás y apagarás todos mis incendios, me salvarás de todos mis problemas y me librarás de todas mis pruebas. Tú estarás allí, Señor, cuando te necesite.”
El corazón que confía, dice: “¡Todos mis pasos son ordenados por el Señor! Él es mi Padre amoroso. Él me formó por completo cuando estaba en el vientre de mi madre y contó cada cabello de mi cabeza. Yo soy la niña de sus ojos y Él tiene un plan eterno para mí.”
¡Dios tiene todo bajo control!