UN INCREMENTO DIARIO DE PARTE DE DIOS

David Wilkerson (1931-2011)

La mayoría de los creyentes afirma vivir por fe y no por sentimientos, pero en la práctica diaria, muchos miden sus vidas espirituales por la forma en que se sienten. Tú puedes estar haciendo todas las cosas correctamente: leer la Biblia con regularidad, orar diligentemente y, aun así, sentir que no estás creciendo en el Señor.

Puedes estar totalmente inconsciente del tremendo proceso de madurez que está sucediendo dentro de ti. Pablo compara nuestro crecimiento espiritual con el crecimiento de nuestros cuerpos, con nuestras almas siendo nutridas de la misma manera que nuestras coyunturas físicas, músculos y fibras. Él dice que éste “crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:19). Tal crecimiento proviene de la Cabeza. En pocas palabras, mientras confías y habitas en Cristo, un flujo inagotable de su vida es bombeado a tu alma.

Jesús es una fuerza constante de vida en tu ser, un río viviente que nunca se agota. Por lo tanto, su vida es constantemente infundida en la tuya, incluso mientras duermes. Él te proporciona un suministro fresco cada día, sin importar cómo te sientas.

¿Cómo crees que los israelitas sobrevivieron cuarenta años en el desierto? Ellos vivieron de maná, pan enviado del cielo. Esta “comida de ángel” tenía todos los nutrientes necesarios para fortalecer su sistema inmunológico y es por eso que el pueblo de Dios nunca contrajo ninguna de las enfermedades de Egipto.

Lo mismo pasa con Cristo, nuestro maná de hoy. Él es el pan enviado del cielo y él fortalece nuestro sistema inmunológico espiritual contra todo tipo de pecado. Puede que no veamos las señales externas de que este maná está obrando en nosotros, pero la Palabra de Dios promete que todos los que aman a Jesús se fortalecerán en su inmunidad espiritual.

Pablo escribe: “Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe … abundando en acciones de gracias” (Colosenses 2:7). El apóstol nos está diciendo: “Mientras permanezcas en Cristo, florecerás y prosperarás como una flor que brota con vida. La vida de Jesús brotará de ti”.