UN LUGAR DEL REPOSO PERFECTO
Existe un lugar en Cristo donde no hay ansiedad acerca del futuro, no hay miedo a la calamidad, a la aflicción o al desempleo. Y no hay miedo de caer o desfallecer. Este lugar de confianza total en la fidelidad de Dios se llama un lugar de reposo perfecto por el escritor de Hebreos.
Tal reposo perfecto fue ofrecido a Israel, pero la duda y la incredulidad del pueblo los mantuvieron fuera del reposo de Dios: “Aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia” (Hebreos 4:6). Los israelitas vivían en constante temor y pavor, esperando siempre que suceda la siguiente crisis. Como resultado, ellos fueron desolados en sus pruebas.
Si Israel hubiera entrado en el reposo de Dios, su obra en su pueblo se habría completado. Pero como no lo hicieron, el Señor continúa buscando en cada generación un pueblo que entre: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (4:9).
Dios nos está diciendo: “¡Esta oferta de reposo es para ti hoy! Todavía existe un lugar en mí donde toda duda y temor ya no existen, un lugar donde tú estarás preparado para lo que pueda venir”. Por lo tanto, su Palabra urge: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (Hebreos 4:1).
Hoy, multitudes del pueblo de Dios no saben nada de este reposo en Cristo. Mientras escuchan las espantosas noticias de tragedias, calamidades y muertes, se llenan de temor y pavor. Su oración constante es: “Oh, Dios, por favor no te lleves a alguno de mis seres queridos. Nunca podría con tal dolor”.
Sin embargo, si estás reposando en el Señor, no sucumbirás ante tal temor. No entrarás en pánico ni te desmoronarás cuando te golpee una crisis inesperada. Y no perderás la esperanza, acusando a Dios haberte metido en tus problemas. Sí, soportarás el dolor que es común a todo ser humano, pero estarás en reposo dentro de tu alma, porque sabes que Dios tiene el control de todo lo que tiene que ver contigo.