UNA ADVERTENCIA CONTRA UN EVANGELIO DILUIDO

David Wilkerson (1931-2011)

La gran preocupación de nuestro Padre celestial es que ningún “otro evangelio” nos aleje de la cruz de Jesucristo. Muchos cristianos han naufragado en la fe porque se les dio una palabra halagadora hace años, tal vez algo como esto: “Vas a tener un gran ministerio y ganarás miles de almas para el Señor”, y ni una sola palabra aconteció. Ahora esas ovejas están totalmente desanimadas, su fe sobre un montón de cenizas.

Si vas a recibir una palabra del Señor, deja que sea de las Escrituras. Mejor aún, deja que sea producto de tu precioso tiempo pasado en el cuarto de oración con Jesús. Deja que tus amigos piadosos más cercanos prueben esa palabra contigo para confirmarla; de lo contrario, si permites que algo se interponga en el camino del verdadero evangelio, terminarás en la desesperación.

Pablo estaba preocupado por una peligrosa invasión contra la iglesia de Cristo cuando les dijo a los efesios: “Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20:30). La palabra griega “perverso” aquí, significa persistencia obstinada en promover un error.

Pablo estaba advirtiendo: “Algunos de ustedes en autoridad se levantarán y traerán un evangelio distorsionado, introduciendo una corrupción del evangelio puro”. ¿Cómo podría suceder esto entre los líderes de esta iglesia? Nota que Pablo no se refería a los lobos o ladrones de viudas. No, se estaba refiriendo a los ministros que se acobardan y se rehúsan a predicar todo el consejo de Dios, aquellos que presentan un evangelio diluido, un medio evangelio, sólo una parte de la Palabra de Dios.

Es responsabilidad de cada creyente asegurarse de estar sentado bajo la enseñanza de un buen pastor, uno que predica toda la Palabra de Dios sin transigencias. Jesús dice: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11). Esto significa que el ministro de Dios dejará a un lado todo su orgullo y temor del hombre, para alimentar a su rebaño con la Palabra pura de Dios. Asegúrate de no conformarte con nada menos.