UNA CONSPIRACIÓN DE INTERRUPCIONES
Escuchamos mucho sobre las conspiraciones en nuestra sociedad, esquemas destinados a destruir tanto la democracia en América como el cristianismo. El corazón de Dios no está preocupado por tales conspiraciones, pero hay una conspiración que sí tiene que ver con nuestro Padre celestial. Es satánica y está dirigida directamente a los cristianos que han puesto sus corazones en entrar en la plenitud de Cristo.
El diablo está aterrorizado de los cristianos que tienen hambre y sed de justicia; de hecho, teme, más que nada, a los santos que oran. Cada principado demoníaco sentado en lugares altos se paraliza de miedo al oír el clamor de los hijos de Dios quebrantados de corazón. Entonces, debemos ser conscientes de que el alma que clama por entrar en la profundidad en Cristo, se convertirá en el blanco principal de la conspiración de interrupciones de Satanás.
Satanás hará todo lo que esté a su alcance para mantener a los creyentes fuera del lugar secreto de oración. Él hace que cualquier persona y cualquier cosa parezcan más importante para nosotros que nuestro tiempo con el Señor. Entonces, ¿cuál es la solución? Creo que el Señor me ha llevado a seguir los siguientes pasos para proteger mi tiempo de oración:
- Haz que la comunión con el Señor sea tu objetivo principal en la vida. Job declaró: “Atesoro las palabras de su boca más que mi alimento necesario” (Job 23:12). La oración y el estudio de la Palabra de Dios no pueden ser opcionales.
- Considera tus citas con Dios más importantes que las citas con las personas. Cuando permitimos que las interrupciones se interpongan entre nosotros y el tiempo con el Señor, realmente no lo estamos apreciando como deberíamos.
- Rechaza toda interrupción sobra la que tengas el poder y toma autoridad espiritual sobre esas interrupciones que tú disciernas que sean sobrenaturales. Algunas interrupciones son por nuestra propia cuenta, pero debemos estar constantemente conscientes de que Satanás puede y va a conspirar para interrumpirnos de una manera sobrenatural.
Gracias a Dios, nunca estamos a merced del enemigo ni de ninguna de sus maquinaciones. Podemos hablar la palabra de fe y acercarnos confiadamente a su trono de gracia y recibir ayuda en nuestro tiempo de necesidad.