UNA COSECHA DE FE MADURA
Jesús les dijo a Sus discípulos: “Los campos están blancos, listos para la cosecha”. La cosecha es una reunión de almas en los últimos días y la ley de la cosecha es que mientras más oscuros sean los días, más blanca será la cosecha. En este momento, muchas almas están maduras para la cosecha en todo el mundo.
Pero hay otra cosecha en estos últimos días. El Señor estaba hablando proféticamente de lo que Él veía venir en nuestro tiempo: una cosecha de fe madura en los corazones de Su pueblo. Nuestro Señor quiere un pueblo probado y sufriente que se levante en medio de la angustia y la tribulación y proclame: “¡Yo confío en mi Dios!”
Jesús no espera fe de la multitud mundana. Cuando Él se preguntó en voz alta: “¿Hallaré fe en la tierra cuando regrese?” Él no estaba hablando de pecadores. Pero a nosotros, los que le amamos, también se nos dice: “Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia” (Salmos 32:10). Dios dice que Su bondad la ha “guardado…a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres” (31:19).
Puedo decir con el salmista David: “He conocido la tribulación, mucho sufrimiento, necesidad económica, el dolor de la muerte de seres queridos, la calumnia de los que amé, que se volvieron contra mí. He conocido el dolor personal. Había veces que pensé que ya no había esperanza. Tiempos de tentación. Tiempos de llorar hasta no tener más lágrimas”.
Algunos de mis sufrimientos fueron autoimpuestos, causados por la ignorancia o la necedad. Pero ahora puedo atestiguar con valentía: Dios nunca me ha fallado. He pasado a través de todos los problemas, dolores y sufrimientos, con gozo y una fuerte confianza en la bondad y la fidelidad del Señor. Este es el testimonio que Él desea escuchar de todos Sus hijos probados: “Alegraos en Jehová y gozaos…y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón” (32:11).
Nos regocijamos en la fidelidad de nuestro Señor.