Una Medida del Glorioso Espíritu de Dios
“Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Marcos 4:24-25).
Jesús sabía que sus palabras sonarían extrañas para los oídos no espirituales, así que introdujo el mensaje diciendo: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (4:23). Estaba diciendo, en esencia, “Si tu corazón está abierto al Espíritu de Dios, entenderás lo que tengo que decirte”. Jesús está hablando de la gloria de Dios en nuestras vidas, la presencia manifiesta de Cristo. En resumen, el Señor mide su gloriosa presencia en diversas cantidades, ya sea para iglesias o para individuos.
Sólo a Jesús se le dio el Espíritu Santo sin medida: “Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla, pues Dios no da el Espíritu por medida” (Juan 3:34). El Señor ya nos ha asignado a cada uno de nosotros una medida de su Espíritu. Pablo escribe: “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios 4:7) y “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3).
¿Cuál es el objetivo de Dios al medir su Espíritu, su gloria y presencia, en cantidades variables? Él tiene un único propósito: “... que todos lleguemos a la unidad de la fe… a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
Hoy, clama a Jesús: “Yo no quiero perder lo que tú estás a punto de hacer en tu iglesia”. Al darle a tu Salvador una mayor medida de ti mismo, verás evidencia en todas partes de su presencia, gloria y amor. Él ha prometido derramar su Espíritu sobre su pueblo en estos últimos días; y él será fiel en venir a ti y darte más de sí mismo.