UNA PROMESA ACORAZADA
A medida que esperamos con fe para que él obre, debemos confiar en que él escucha el clamor de nuestro corazón: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor…el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:10-11). Dios se conmueve mucho con nuestras lágrimas y nuestros gemidos. Él escucha nuestro llanto.
Jesús nos ha dado una promesa acorazada para estos últimos días.
Cristo nos dejó la gloriosa promesa de que él nos haría atravesar los días oscuros que el mundo está enfrentando ahora mismo. Él dice a todos los que toman su cruz y le siguen: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10).
Jesús está diciendo, en esencia: “Ustedes permanecieron fieles cuando fueron probados por el mundo. Con alegría esperaron que yo solucionara las cosas. Ahora, mientras hay confusión por todas partes y el mundo está siendo probado, yo los guardaré de esto. ¡Ya han demostrado que confiarán en mí, pase lo que pase!”.
Los brillantes testigos de Cristo en estos últimos días van a ser un pueblo humilde que le ha demostrado ser fiel. No sólo proclaman: “Dios tiene todo bajo control”, sino que en realidad le han permitido a él tomar el control de sus vidas. ¡Y todos los que están a su alrededor lo ha visto! La belleza de su testimonio atraerá a muchos al Señor. Y su testimonio es éste: “No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová” (Salmos 112:7). ¡Amén!