Una Tierra de Corazones que Suplican
“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7).
Nadie quiere simplemente hacer las mímicas. ¿No quieres ser un hombre o una mujer que claramente tiene el toque de Dios en tu vida? ¿No querrías que la gente te vea y piense: “¿Qué tiene esa persona? Hay una santa unción sobre él. Hay un toque de Dios en su vida”.
Yo creo que Dios quiere levantar un pueblo y decir: “Ah, acá mismo, tengo una vasija en la que puedo trabajar. Hay un corazón, hay una boca, hay una voz a través de la cual puedo hablar en estos días oscuros”. Él quiere personas a través de las cuales pueda extender su mano para sanar, dar señales y hacer maravillas. Cuando el enemigo viene como un río, el Señor establece una barrera. Eso es lo que quiere hacer en tu vida.
Si estás viviendo en una generación que está furiosa contra el Santo, entonces vas a necesitar una súplica en tu corazón que diga: “¡Ven, Señor Jesús, ven! Ven, Espíritu Santo en tu plenitud y tu poder, ven a tu iglesia y avívanos. Despiértanos”.
Necesitamos que el Espíritu Santo sacuda este lugar una vez más y nos haga pasar por el fuego purificador, quemando la escoria para que podamos salir como oro puro. Queremos salir de los tiempos difíciles y la opresión en llamas para Dios.
Yo oro para que una vez más el Espíritu Santo capture nuestros corazones. Señor, extiende tu mano sobre nuestras vidas. Señor, ponle tu toque a nuestro país. ¡Oh Dios!, ese es nuestro clamor. Pido que nuestras vidas de oración vuelvan a arder y que prácticamente estemos obsesionados con buscar el rostro del Señor. Necesitamos pedirle a nuestro Señor que nos libre de apartarnos y de que nuestros corazones se enfríen, de no tener voluntad para ser corregidos. Él debe sanarnos para que podamos llegar a la plenitud de la unción que él tiene para nosotros.