VOCES ACUSADORAS

Gary Wilkerson

De vez en cuando me despierto en medio de la noche con una extraña ansiedad. El “acusador de los hermanos” me susurra: “No eres bueno; eres un inútil, una carga para los demás. Mira tu historia, ¿cuántas veces lo has estropeado?” A Satanás le encanta atormentar a los cristianos, pero cuando Jesús vino, él declaró: “¡Eso termina ahora mismo!” Luego, añade algo increíblemente tranquilizador: “No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre” (Juan 5:45).

Como pueblo de Dios, a veces podemos acusarnos a nosotros mismos. Pablo dice: “Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones… y acusándoles…sus razonamientos” (Romanos 2:15). ¿A quién está hablando Pablo aquí? Es al cristiano que todavía está tratando de sobrevivir con los vestigios del Antiguo Pacto esforzándose por agradar a Dios por sus propios medios. Este cristiano se dice a sí mismo: “Me ha ido bien en el Señor durante toda la semana, así que no hay razón para no poder lograr otra semana como ésta”.

Otros pueden acusarnos, como sucedió en el caso de la mujer adúltera, cuando los líderes religiosos la trajeron a Jesús y exigieron que él la acusara también. Pero, ¿cómo respondió Jesús a los que la acusaban tanto a ella, como a él? “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Jesús regresó el enfoque a donde pertenecía: a su propio pecado. Y uno por uno, se fueron. (ver 8:9).

Habrá voces que gritarán en nuestros oídos, pero cuando lo hagan, oiremos otra voz más fuerte que éstas: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27).

Quédate quieto y oye la voz del Espíritu Santo diciendo: “Jesús te ha liberado” ¡Que Dios te ayude a edificar sobre el firme cimiento que se basa en el amor glorioso de Jesús y regocíjate en su maravillosa gracia!